sábado, 17 de agosto de 2013

La vuelta al mundo X: El voyeur

En los dias siguientes Nadia pensó que se sentiría incómoda con Aloine despues de que la mujer la masturbara, sin embargo, no tuvo tiempo para ello. Los horarios de una y otra no coincidieron en una semana entera. Cuando una trabajaba, la otra dormia.

Aunque pulular por el barco medio desnuda la tenía en una especie de excitación permanente, aliviarse ella sola apenas la satisfacia. No podía dejar de pensar en Aloine y sus dedos expertos. Ni siquiera se acordaba demasiado de David y su apuesta. Nadia nunca hacía intimado con una mujer de ese modo. Habia compartido besos lesbicos con alguna amiga, pero siempre en un ambiente erotico-festivo que no tenía nada de intimo.

Siempre había estado única y exclusivamente interesada en los hombres y sus penes, pero aunque su interes por los hombres estaba intacto una nueva curiosidad había nacido en su interior. ¿Cómo sería estar con una mujer? Curiosamente Nadia no notó que ninguna de sus otras compañeras despertase en ella ese deseo y excitación, era solo Aloine la que la hacia preguntarse que se sentiría.

En medio de la excitación de sus jornadas de trabajo imaginaba como sabría el moreno sexo de Aloine, cómo se sentiría su cuerpo suave y de ébano frotandose sensualmente contra el suyo. Por momentos se desesperaba desando otra vez sus dedos tocando su intimidad.

...

El sonido del teléfono movil despertó a Jonas, la luz del sol le dio en los ojos y sintió los efectos de la resaca mientras alargaba la mano para cojer el aparato.

- ¿Si? -dijo con voz afónica y cansada.
- ¿Dondo coño andas? Llevo dias intentando hablar contigo -dijo una voz prepotente y enfadada al otro lado.
- No tenia nada que contar -respondió Jonás - ¿para que contactar contigo?
- Umm... ¿quizá para informarme? -dijo el hombre del otro lado con veneno en la voz - No te pago para que...
- En realidad no me pagas nada -dijo Jonas molesto -me has coaccionado para que haga esto.
- No olvides que me lo debes, además noto por tu tono de voz que no lo estas pasando mal precisamente.

Jonas se calló, tenía razón. Si el estaba en ese lugar era para cumplir una misión y desde que había embarcado y visto el abanico de vicio que se abría a su alrededor había olvidado por qué estaba allí.

- Bueno, ¿la has localizado?

Jonas se incorporó y se frotó los ojos antes de contestar.

- Creo que si,
- ¿Crees?
- Vale, si. La he localizado pero aún no se donde está alojada, solo se que no va de pasajera, sino de trabajadora.
- Tienes que...
- Sé lo que tengo que hacer -le cortó Jonas -hoy me pondré a ello sin demora.
- Mas te vale que sea así o...
- ... o hundiras mi carrera, te informaré de cada avance que haga ¿Contento?
- Por ahora

La señal desapareció y Jonás tiró en movil a la cama. Más le valía ponerse a ello o acabaría mal, sobre todo para el.

...

- ¿Qué hagás en tu dia libge? -dijo una voz femenina y encantadora en el oido de Nadia.

Estaba doblando toallas en la cubierta. La brisa refrescaba su cuerpo sudoroso y semi-desnudo. El aliento de Aloine en su oido la sobresaltó un poco, sin embargo logró que su perturbación no se le notara.

- Aún no lo se -contestó dandose la vuelta y encarando a su bella y morena compañera de cuarto -¿por qué? ¿quieres que hagamos planes?
- Eso me encantagía -dijo Aloine con una sonrisa deslumbrante -hace dias que no nos vemos.
- Cierto. ¿qué te parece si bajamos a puerto? Vamos a parar en Lesbos unas horas.

Aloine sopesó interesada la propuesta de Nadia y asintió.

- ¿Has tegminado?
- Desde luego -dijo Nadia mientras depositaba la ultima toalla en un inmenso montón.
- Vamos entonces ma petite -dijo Aloine tendiendole la mano.

Nadia agarró su mano y dejó que Aloine la guiara por la cubierta vacia. Puesto que iban a atracar por primera vez, los tripulantes estaban preparandose para bajar a tierra. aloine la condujo hasta uno de los jacuzzis que había por toda la cubierta. Apretó unos cuantos botones y las burbujas empezaron a innundar el agua.

- ¿Qué haces? -le preguntó Nadia pues no tenían permitido usar las mismas instalaciones que los pasajeros.
- Tganquila, llevo haciendolo todos estos dias, no pasa nada ma petite -respondió Aloine subiendo para entrar en el agua - Venez avec moi, cherie...

Las palabras en frances detonaron algo en el cuerpo de Nadia que la encendió terriblemente. La tarde estaba terminando, atracarían enseguida para que los pasajeros pudiesen disfrutar de la noche. Entró en el agua junto a Aloine. Llevada por la excitación que sentia se pudo frente a la belleza de ébano. Era más alta que ella y se sentaba comodamente en al agua mientras miraba el cuerpo de Nadia que apenas lo tapaban unos cuantos trozos de tela.

Nadia dio un paso hacia ella, mirandola desde arriba, la cara de Aloine a la altura de sus pechos. Sin decir ni siquiera una palabra, Aloine alargó los brazos y acaricio el cuerpo de Nadia, atrayendola. Nadia dejó que Aloine tirara de ella y se inclinó cerca de la boca de su compañera.

Aloine deslizó la mano por los pechos de Nadia de modo que la parte superior del bikini quedó descolocada por completo. Nadia deseo en ese momento frotar todo su cuerpo contra ella.

- ¿Te gustan? -le preguntó a Aloine mientras está los masajeaba y excitaba.
- Sont superbes. vous êtes magnifique -respondió Aloine con un susurro seductor.
- No se que has dicho, pero ha sonado muy erótico -dijo Nadia en voz baja.
- Lo se ma petite, me dijiste que te gustaba el fgancés -dijo Aloine apretando los pezones de Nadia.

Nadia apretó sus manos encima de las de Aloine. Le extrañó el contraste entre sus pieles, la suya propia inmaculadamente clara y la de Aloine inmaculadamente oscura. Esta apreto sus pechos con propiedad antes de alzar la cabeza para lamer sus pezones. Nadia observó como los gruesos labios de Aloine se cerraban sobre sus perlas y gimió al sentir la subción de esa boca. Acarició a la mujer frente a ella, mientras esta la provocaba.

Aloine deslizó una mano bajo el agua mientras lamía y provocaba los picudos pezones de Nadia. Trazó con los dedos la linea de su ingle antes de entrar los dedos debajo de la tela del bikini. Tal y como había ocurrido días atrás, el tacto de aquel sexo encendió el suyo propio. Acarició los hinchados labios mayores que escondían el resto. Eran muy suaves y le pareció que tenían el grosor perfecto. Excitada introdujo el dedo corazón entre ellos buscando la perla del placer de Nadia.

Esta gimió profundamente al sentir los dedos largos y cuidadosos de Aloine presionar y masajear su clítoris. Inconscientemente se movió contra ellos para aumentar la fricción. Una ráfaga de viento del mar le alborotó el pelo sobre la cara justo en el momento en el que aloine introdujo un dedo en su interior.

Nadia se agarró al borde del jacuzzi pues sus piernas empezaban a temblar. Aloine sonrió satisfecha y pensó que Nadia era puramente sexo. Masajeó su interior con mucha lentitud mientras usaba el pulgar para estimular su clítoris mientras Nadia se estremecía y jadeaba. Deseosa de más, se puso en pié frente a ella sin dejar de estimularla. 

De pié era más alta que ella y eso le gustó. Nadia aprovechó la situación para darle el beso más lascivo y obsceno que había recibido jamas. Instintivamente Aloine buscó la lengua de Nadia con la suya. Ambas mujeres quedaron enganchadas por el deseo. Sintió además que unos dedos se colaban entre sus piernas. Nadia tocaba su sexo con propiedad, adueñándose de él trozo a trozo con cada caricia. Aloine gimió contra su boca cuando unos juguetones dedos se engancharon en una caricia perpetua sobre su clítoris.

Un fuerte golpe hizo que ambas mujeres detuviesen su frenesí.

- Viene alguien - susurró Nadia en voz muy baja.
- Sortez d'ici -dijo Aloine tirando de Nadia para salir del jacuzzi.

Nadia salió del agua con el bikini mal puesto y siguió a Aloine por la cubierta en dirección contraria a los ruidos. Empezaron a oirse unos pasos amortiguados cuando ambas mujeres entraron en el interior sin hacer ruido.

... 

Jonás maldijo en voz alta cuando se dió cuenta de lo cerca que había estado de cagarla. Y eso que solo acababa de empezar con su misión. Pero cualquier determinación que había tenido antes de entrar a cubierta se fué de un plumazo cuando hayó a ambas mujeres labio a labio, besandose con una pasión y una devoción que jamas había visto.

Los dedos de ambas enterrados en la entrepierna de la otra, moviendose... La polla se le había puesto dura al instante y había volcado un macetero en medio de su ensimismamiento. Volvió a su camarote casi corriendo y se paró unos instantes para respirar hondo.Se vio a si mismo en el espejo, su cara colorada y sudorosa, el pelo apelmazado y algo alborotado. Su entrepierna estaba dolorosamente dura. 

En todos estos dias no recordaba las veces que se le había puesto asi. Ni siquiera en su adolescencia había estado tan desatado. Resopló y miró el reloj. No podía arriesgarse a perderle la pista de nuevo, tenía cosas que hacer y su polla tendría que esperar. Metió la mano en sus pantalones sueltos de lino y se la colocó de modo que no se notase demasiado su erección, entonces salió de nuevo en busca de Nadia.

...

David levantó la cabeza cuando su movil empezó a sonar. Era J.

- ¿Que tienes?
- Ya la tengo localizada -dijo una voz al otro lado.
- ¿Donde estás?
- En Lesbos, ha bajado a tierra y...
- ¡Síguela! -ordenó David.
- No va a abandonar el barco, creo que debe ser su dia libre porque va con un grupo de trabajadores.
- Bien, ahora tienes que hayar el modo de que tenga que volver a casa.
- Yo... aun no se como hacerlo
- Impide que embarque, cuando se vea sola tendrá que volver -dijo David con ansiedad.
- Bien, te llamaré despues -dijo J.

David se recostó en la silla y resopló. Más le valía a J hacer que Nadia volviera con el rabo entre las piernas. Y si volvía de rodillas arrastrandose hacia él, mejor que mejor. Jamás admitiría en voz alta cuanto la echaba de menos, cuanto ansiaba tenerla gimiendo bajo él o cabalgandole sin piedad.

Para él, Nadia era única y era suya, solo suya. Solo su simple recuerdo se la ponía tan dura que dolia y un nudo de aprensión se apretaba en su pecho al recordarla. Prendido del recuerdo de su aroma y de toda ella, introdujo las manos en sus vaqueros y se masturbó furiosamente. Se imaginó a si mismo penetrando a Nadia sin piedad y ella pidiendole más.
...

- Vamos al paseo -dijo Nadia -demos una vuelta por las tiendas antes de volver -entonces dirigió una mirada elocuente a Aloine.

Aunque no habían dicho nada de su apasionado calentón en el jacuzzi, sabía que la tensión entre ellas era muy real y que Aloine estaba tan deseosa de continuar como ella. Solo recordar el frenesí en el que se había visto inmersa la hacía jadear. Esta misme noche pensaba saborear cada centímetro de su piel y explorar lo que podía ofrecerle el cuerpo de otra mujer

- Migad -dijo Aloine- una sala de espejos, ¿que os pagueceguia entgag? 
- Vamos -dijeron todos.

Hicieron cola paenas diez minutos antes que le encargado de la puerta les dijera que no podían entrar todos juntos, que si querían podían entrar en parejas, pero no en grupo. Nadia se colocó al lado de Aloine y le cogió la mano antes de susurrarle al oido "vamos tu y yo solas belle".

En cuanto se adentraron en el oscuro laberinto Aloine colocó una mano en el trasero de Nadia mientras ambas caminaban. Se veían a si mismas en todas las paredes, incluso en el techo y el suelo. 

- Seguro que hay una sala parecida a este lugar en el barco -dijo Nadia fijandose en una puerta espejo muy bien disimulada.
- Si quiegues las buscaguemos, ma petite - dijo Aloine en su oido antes de lamer el lóbulo de su oreja.

Nadia rió y siguieron caminando. Dos veces encontraron callejones sin salida antes de dar con el camino correcto. Nadia rodeó con el brazo a Aloine del mismo modo que ella lo había hecho antes.
Sin poder resistirlo masajeó la oscura nalga de la mujer sobre las short vaqueros que llevaba, se moria por tocar ese trasero, de lamerlo y de morderlo incluso.


Aloine de vez en cuando le susurraba cosas en francés al oido mientras buscaban la salida. Nadia no sabía qué decía pero estaba segura que eran insinuaciones sexuales. Pero tras un buen rato ambas mujeres empezaron a estar inquietas.

- Cgeo que ya debeguiamos habeg salido -dijo Aloine preocupada -¿cuanto llevamos aqui?
- Media hora -contestó Nadia - el tio de la puerta dijo que nos llevaría como mucho diez minutos.
- Pues está clago que somos muy malas oguientandonos
- Si, pero tenemos que volver al barco antes de que zarpe de nuevo.
- Tganquila ma petite, volvamos sobge nuestgos pasos -dijo Aloine.
- Buena idea -dijo Nadia antes de girar y volver por donde habían venido.

...

Jonás se pasó la mano por el pelo varias veces con nerviosismo. Estaba en la cubierta más alta del barco, desde la que podía ver las pasarelas de embarque. Unos prismaticos colgaban de su cuello y descansaba sobre su pecho desnudo. Cuando creía ver a alguien que podía ser Nadia, inmediatamente agarraba los prismatícos y escudriñaba la multitud.

Le había costado varios golpes, una carrera y un buen corte en la mano lograr que Nadia quedase encerrada en el laberinto de espejos. Se había tenido que colar de estrangis, había tenido que mojer varios espejos y encajar varias puertas. Pero lo peor había sido cuando había salido. Uno de los responsables había pensado que trataba de colarse y le había perseguido.

Por suerte aún estaba de una pieza y tan solo faltaban 3 minutos para que el barco zarpase de nuevo. Y lo mejor sin duda era que Nadia no había aparecido. Pero Jonás no se tranquilizaría hasta que las pasarelas fuesen retiradas.

Solo un minutos más, se dijo tras mirar el reloj. Se le hizo eterno mientras escudriñaba la multitud en busca de la rubia cabellera de Nadia. Hasta que por fin, las pasarelas fueron retiradas sin que ella hubiese subido al barco. Lo sentía mucho por la otra mujer, pero el tenía que hacerlo si o si.

Se quedó allí hasta que el barco empezó a moverse de nuevo. La presión que sentía en el pecho desapareció al momento. Era como si acabase de desperezarse y su cuerpo se hubiese quedado relajado. Se dió cuenta que estaba chorreando de sudor.

Cuando se hubieron alejado de tierra entró en el barco y en vez de dirigirse a su camarote se dirigió a la zona de servicio. Unas horas antes se había colado en el sistema de seguridad y había averiguado dónde dormía ella. Caminó por los pasillos y a nadie le pareció rara su presencia. Cuando encontró la habitación que buscaba se paró frente a ella.

Miró a ambos lados antes de colocar la oreja en la puerta para asegurarse que no había nadie, solo entonces forzó la cerradura y entró. Tal y como esperaba, estaba vacía. Las cosas de ambas mujeres estaban esparcidas por el cuarto. Las camas estaban hechas. Sonrió. Lo había conseguido, sacó su telefono movil buscó su última llamada y se dispuso a pulsar el botón de llamada.

Una risa alta procedente del pasillo le sobresaltó, pero lo que terminó de asustarle fué que alguien intentaba abrir la puerta con la llave. Dejandose llevar por la urgencia, Jonas se deslizó dentro del armario. Se arrodilló y abrió una pequeña rendija para ver y lo que atisbó le quedó paralizado.

- Nos ha ido de un pelo -dijo una voz femenina tras traspasar la puerta.

Jonas oyó como la otra mujer reía y pasmado empezó a preguntarse cómo habían escapado del laberinto de espejos a tiempo. 

- Pego a sido muy emocionante -dijo la otra mujer con acento francés.
- Mucho... -dijo Nadia antes de atraer a la mujer de color contra su cuepro y apresar sus labios.

La polla de Jonas saltó en sus pantalones mientras observaba por la rendija abierta a ambas mujeres comiendose a besos. Contuvo el aliento para no hacer ningún ruido.

¿Cómo iba a salir de allí ahora?

<-- Leer Anterior      Leer Siugiente -->

jueves, 15 de agosto de 2013

Pienso en ti con mis manos



Lamo mis labios
Toqueteo mis pechos
Pellizco mis pezones
Jadeo

Toco mi sexo
lo abro
lo humedezco
Me acelero

Me exploro
Me estimulo
Me penetro

Gimo
Grito
Tiemblo
Me corro.. por ti



jueves, 11 de julio de 2013

La vuelta al mundo X: A la mar

Norte o Sur... Este u Oeste

Nadia aminoró el paso, las ultimas luces diurnas iluminaban su alta y femenina silueta mientras se dirigía a la estación del AVE. No tenía nada decidido, no sabía si dirigirse hacia Francia desde el principio, como en su planeado viaje con Ricardo, o lanzarse a la aventura por otro punto cardinal. Lo único que tenía claro es que no pensaba gastar mucho dinero, es más si podía viajaría de gorra. Mientras seguía caminando pensó en qué lugares le gustaría visitar, entonces un cartel amarillo neón con toscas letras escritas a mano llamó su atención.

"SE NECESITA PERSONAL PARA CRUCERO. TODAS LAS CATEGORÍAS PROFESIONALES. ULTIMO DÍA EL VIERNES 3"

Nadia solo se detuvo un momento antes de empujar la puerta del lugar con decisión. Era una pequeña agencia de viajes. Cuatro o cinco mesas vacías se repartían por el minúsculo local. Había una oficina pequeña al fondo a la derecha, se dirigió a ella.

- ¿Hola? -dijo abriendo la puerta y encontrándose con un par de ojos grises que la miraron sorprendida.
- Ah, hola... disculpa, no te había oído entrar... pasa y sientate ¿en que puedo ayudarte? -dijo el hombre entrado en la cuarentena y con canas por encima de las patillas.
- Gracias -dijo Nadia al ver que el hombre se levantaba, sin ser consciente de ello le echó un vistazo evaluador. Alto, maduro, ancho de espaldas y atractivo.

A veces Nadia pensaba que le gustaban demasiado los hombres, ¿sería una puta por eso? pero tras tener sexo se le olvidaba por completo y pensaba que muchas no sabían lo que se perdían al no dejarse llevar por lo que sus cuerpos le pedían.

- Quería preguntar por el cartel que tenéis fuera, el de se necesitan....
- Ah si -dijo el hombre con comprensión -¿estás interesada?
- Si, pero me gustaría conocer más detalles... no es muy específico que digamos -respondió de vuelta.
- Claro lo siento -dijo sonrojándose- es un favor para un amigo que necesita personal urgente para ya mismo.
- ¿Qué clase de crucero es?
- Pues... -empezó a decir el hombre.
- ¿Si? -dijo Nadia animándole a continuar.
- Es... bueno, no es un crucero típico, es un crucero de.. solteros.
- ¡Ah bueno! No es para tanto, los conozco -dijo Nadia.
- No, veras, no me has entendido y no lo he explicado bien. Es un crucero erótico -dijo el hombre por fin a la vez que su cara se ponía colorada.

Nadia levantó las cejas sorprendida sin saber muy bien qué pensar.

- ¿Buscais prostitu..?
- NO, NO -dijo el hombre turbado- solo personal, camareros, asistentas, cocineros... pero todo un poco... picante -al ver que Nadia no entendía el hombre continuó -si fueses a trabajar de camarera... tendrías que llevar...
- ¿Un atuendo sexy? -sugirió Nadia.
- Más bien poca ropa y solo trabajarías en la cubierta de los hombres.
- ¿Pagan bien? -preguntó Nadia con una sonrisa.
- Pues.. la verdad es que si -contestó el hombre aliviado al ver que Nadia no se escandalizaba - pero no vale cualquiera y las personas que valdrían, quizá no están dispuestas.
- Ya veo -dijo Nadia comprendiendo lo que decía - solo hombres y mujeres atractivos.
- Si -le confirmó el hombre.
- ¿Por donde navegará?
- Costa norte de África, Canal de Suez y océano Indico. Salida en Barcelona y Llegada a Toamasina, despues vuelta.
- ¿Toamasina? -preguntó Nadia.
- Madagascar -aclaró el hombre.
- ¿Pago en efectivo?
- Emm... creo que si -dijo el hombre deja que lo compruebe.

Nadia se recostó en la silla mientras el hombre se levantaba y se dirigía a un archivador. Cuando le dio la espalda fijó la vista en su trasero.

- Aquí tengo la información, mirala antes de salir huyendo -bromeó con una sonrisa.

Nadia cogió los papeles y se dispuso a leerlos al completo. No era lo que había pensado pero si conseguía dinero mientras viajaba podría costearse gran parte del viaje. Además no le importaba en absoluto andar ligerita de ropa mientras un montón de hombres la miraban, curiosamente eso la encendía. Levantó la vista un instante y descubrió que el hombre maduro y sexy tenía la vista fija en sus pechos. Siguió leyendo mientras fingía que no se había dado cuenta.

- ¿Qué tengo que hacer para solicitar un puesto? -dijo resuelta.
- Tendría que rellenarte una solicitud y tendrías que pasar por una selección para ver a qué puesto te adaptarías mejor.
- ¿No cree que tenga algún problema para que me seleccionen? -preguntó Nadia con voz juguetona mordiendose el labio.
- No ... -dijo el hombre tragando fuerte -eres... joven y... bueno hermosa. No creo que tengas problemas en ese sentido -añadió sofocado mientras Nadia disfrutaba de su reacción.

Ese comportamiento le enternecía y a la vez hacía que se sintiese malvada y poderosa. Vio como se aflojaba la corbata un poco.

- Hagalo -le dijo Nadia -me interesa de verdad.
- Tendrías que desplazarte para la selección -le advirtió.
- Puedo viajar, no se preocupe.
- Bien -dijo el hombre antes de ponerse con el ordenador.

Nadia se levantó y rodeó el escritorio hasta colocarse al lado del hombre.

- ¿Le importa que mire? -dijo con un medio puchero.
- No... claro que no -dijo el hombre al encontrarse a Nadia tan cerca tan de repente.

Nadia apoyó el trasero en el borde de la mesa mientras el le pedía datos y rellenaba la solicitud de modo electrónico. No pudo evitar sonreír al ver como él la miraba de reojo, visiblemente excitado y como cada dos por tres cometía un fallo que se daba prisa en corregir. Nadia se fijó entonces en un apartado en particular "Recomendación"

- ¿Qué es eso? -dijo Nadia.
- Es para recomendaciones expresas de los candidatos, dan bastante ventaja respecto al resto.
- ¿Cómo puedo hacer que usted me recomiende de un modo positivo? -le preguntó Nadia inclinándose sobre su oído casi haciéndole saltar.
- Bue.... bueno, no estoy seguro, podría.. supongo que podría recomendarla especialmente...
- Se lo agradecería de veras -le dijo en voz baja muy cerca de su boca.

El hombre se lanzó a escribir unas palabras de recomendación entusiastas bajo la atenta mirada de Nadia. En cuanto terminó de teclear, pulsó enviar y se recostó acalorado en el cómodo sillón de oficina.

- Está hecho -dijo el hombre con cara de alivio al alejarse del pecaminoso cuerpo de la joven.

Desde que había entrado le había provocado un cosquilleo en la entrepierna. Ese cosquilleo se había convenrtido en una erección de caballo al ver lo naturalmente que hablaba ella del "crucero erótico". Podía imaginarsela sin apenas ropas en la cubierta del barco de su buen amigo Tomás,... necesitaba un polvo ya.

Desde su divorcio Juan había estado algo deprimido, volcado en el trabajo pero ahora mismo... deseaba desfogarse por completo y si era con una mujer como la que tenía delante... mejor aun. La muchacha colocó una mano sobre su muslo y se inclinó hacia adelante, sus pechos estaban peligrosamente cerca de derramarse.

- Se lo agradezco de veras, el que haya hecho esa recomendación para mi -dijo con una voz seductora y grave. Su pelo sedoso le enmarcaba el rostro angelical. Movió la mano hacia arriba por su muslo y tan solo pudo contener la respiración y mirarla fascinado. Juan empezó a sudar, tenía demasiado calor, su pene estaba dolorosamente erecto- creo que merece una compensación por mi parte -dijo la muchacha.
- Bueno... no es.. no es necesar... -empezó a decir Juan hasta que la mujer se arrodilló entre sus piernas y le acarició suavemente la entrepierna hinchada.

- Te has portado muy bien conmigo, y aun así sigues siendo un caballero -dijo Nadia -es bastante raro, cualquier hombre de mi edad se habría abalanzado sobre mi enseguida -Juan solo acertó a tragar saliva -son muy puercos.

Nadia observó la cara incrédula y excitada del hombre, le acarició el miembro sobre la ropa antes de empezar a desabrochar el cinturón y los pantalones de raya diplomática. Encontró unos clásicos corazoncillos blancos, completamente llenos de masculinidad. De gloriosa y dura masculinidad. Hizo la tela hacia abajo colocando la costura bajo los testículos.

Su polla se erigía muy recta entre sus piernas, sus testículos eran colgantes y algo velludos. Nadia se lamió los labios antes de sacar la lengua y jugar con la punta justo en el frenillo del hombre. Esa polla le pareció como él, clásica, madura y atractiva. Él seguía mudo y boquiabierto cuando Nadia tomó el hinchado capullo entre sus labios.

Se oyó gemir a si misma, al probar su textura y su sabor. Sabía a hombre. Chupo lentamente, acompasando con la mano sobre el mango. Sintió como su sexo se humedecía conforme abanzaba con la boca. Había ocasiones en las que le excitaba mucho comer una polla, hasta tal punto que podía tener un orgasmo mientras mamaba. Nadia sospechaba que esta sería una de esas ocasiones.

Juan no se atrevió a moverse mientras ella chupaba su polla con dedicación y pasión. Estaba demasiado estupefacto para reaccionar. Los labios de la joven, se movían de arriba a abajo por su duro mastil, su lengua, jugauetona, le hacía diabluras en el glande empapado y enrojecido. Nunca le habían hecho una mamada tan deliciosa. De hecho, su propia ex-mujer, nunca había estado cerca de chuparsela jamas, lo consideraba indigno de una mujer.

Los dedos largos y suaves de la mujer le acariciaban la piel de los testículos, mientras sus labios se cerraban cada vez más fuerte alrededor de su polla. Los gemidos de ella, solo hacían acrecentar su excitación. Juraría que ella estaba disfrutando de la mamada tanto como él.

Nadia mamó con pasión esa polla madura. La sentía deliciosamente dura empujar una y otra vez contra su garganta, sentía su sexo mojado y su clitoris hinchado. Justo en ese instante no le importaría tener otra polla bombeando en su coño mientras mamaba. Esa imagen le pareció excitante y fantaseó con ella.

- Voy a.. no quisiera -dijo el hombre entre jadeos.

Nadia aumentó el ritmo de la mamada, dispuesta a tragarse el semen de un extraño. "No sería la primera vez" se dijo a si misma. Introdujo los dedos bajo su ropa, hasta entrar en su coño. Imaginó a otro extraño penetrandola por detras mientras movía sus dedos hacia el interior una y otra vez. Su boca subía y bajaba frenetica por el duro mango.

Juan se tensionó y trató de retener el semen pero no lo consiguió. Explotó en la calida y joven boca de la muchacha, innundandola por completo con su abundante semilla. Ella no se apartó, ni se quejó, sino que tragó mientras seguía mamandole profundamente. Limió su pene por completo con pasión y Juan juraría que ella tambien se había corrido mientras se tragaba todo el jugo. Chupó su polla hasta que quedó completamente flacida entre sus piernas, la observó maravillado y ella le dirigió una mirada descarada antes de ponerse en pie y sentarse sobre sus piernas.

- Hacia mucho que no descargabas ¿no es cierto? -le preguntó muy cerca de su oido.
- Si -admitió -lo siento, no quería...
- Tranquilo -le dijo ella acariciandole el pene suavemente- sabes deliciosamente.
- Gra... gracias... -dijo Juan sonrojado sin saber muy bien que contestar.
- Gracias a ti -dijo Nadia antes de levantarse y dirigirse a la puerta- volveré -dijo antes de coger el resguardo de su solicitud y de marcharse.

Juan se quedó un buen rato así, con todo el cuerpo sudoroso bajo su ropa, sentado en su butaca de cuero y con la polla, ya flacida, completamente al aire. No podía esperar a que ella volviera.

...

David esperó y esperó, su movil lejos de su alcance, desnudo y esposado. Nadie llegaba. La sangre le ardía y no de excitación precisamente. Nadia iba a pagarselas, de un modo u otro se cobraría esta ofensa. De repente oyó ruido.

- ¡Estoy aqui! -dijo en voz alta.

Una cabeza masculina asomó por la puerta. Era un bombero. Trató de tapar su desnudez y no pudo evitar sonrojarse hasta el extremo.

- Está aqui muchachos -dijo el hombre por encima de su hombro antes de atravesar el umbral por completo y dirigirse a el. Otros tres hombres lo siguieron. David no sabía donde meterse, rezó para que la tierra se lo tragara.
- ¿Podeis daros prisa? -dijo enfadado.
- Claro -contestó uno de ellos.

El primero que había entrado cogió una sabana y se la lanzó. David se tapó imediatamente, su pene estaba tan pequeño y tan arrugado como un cacahuete. Su suplicio se prolongó hasta que tuvieron que bajar a por unas tenazas pues no encontraron llave alguna en la habitación. Solo entonces pudo vestirse y huir. Ya en la calle, el primer bombero se acercó a él con una sonrisa de comprensión.

- Nadia nunca me ha dejado solo despues de atarme -confesó el bombero -debes de haberle hecho algo muy gordo.
- ¡Cierra la boca! - espetó antes de darse media vuelta y marcharse.

Esa zorra. No se había contentado con dejarle atado desnudo por horas, sino que le había mandado a uno de los hombres a los que se tiraba. Cogió un taxi e imaginó mil formas de hacerselo pagar. Cuando llegó a casa se dio una ducha pero no se serenó. Tras pensarlo solo unos instantes agarró el teléfono y marcó enfurecido. Se vengaría... desde luego que lo haría.

- ¿J? soy David -dijo serio y enfadado -No, no te llamo por eso. Ha llegado el momento de que me devuelvas el gran favor que me debes... ya bueno, no es problema mio. Tendrás que hacerlo si o si. Me lo debes...

...

Nadia subió la pasarela de madera. El aire proveniente del oceano le alborotaba el pelo rubio. Respiró hondo, contenta y esperanzada y cargó con su macuto. La cubierta era enorme y varios encargados trataban de poner orden. Había conseguido un contrato muy bien pagado y tan solo tendría que servir copas o repartir toallas medio en bolas.

"El crucero Mar Erótico les da la bienvenida" rezaban varios carteles. En unas horas, los pasajeros subirían y el personal debía estar preparado. Ya antes de subir le habían dado una charla explicativa sobre el proyecto "Vacaciones Eróticas". Era una nueva apuesta de ocio para adultos, cruceros, viajes, de todo. Por una buena suma de dinero muchos iban a embarcar en el crucero donde el personal iba ligero de ropa, las comidas tenían un picante extra y todo estaba dirigido al sexo.

Tambien le habían dado una charla más seria sobre que no dejase que ningún pasajero se propasase y que si había alguna incidencia lo comunicase a la seguridad del barco. Nadia no planeaba quedarse hasta la vuelta, dejaría el barco en Madagascar, desde allí ya vería lo que hacía. Mientras tanto conseguiría dinero a la vez que viajaba. Nunca una mamada le había sido tan provechosa. Estaba segura que las palabras escritas por el madurito de la agencia de viajes habían obrado a su favor.

Aun se excitaba al recordar su polla derramendose en su interior. Se dirigió a donde la habían mandado y tras otra charla explicativa le dieron varios uniformes, planillas de trabajo y una llave. Tendría un camarote compartido, según la tarea que pusiese tendría que vestir de uno u otro modo. Comidas gratis, pago en efectivo. Estaba deseando partir.

Cuando abrió la puerta de su camarote se encontró con una chica esvelta y de piel de ébano.

- Hola, tu debes ser mi compañera, me llamo Nadia -dijo entrando y acercandose a ella.
- Aloine -dijo con acento francés -encantada de conocegte.

Se estrecharon la mano y se pusieron a hablar.

- Necesitaba el dinego y dije... ¿pog qué no? -decía Aloine sentada en su cama mientras Nadia colocaba sus cosas -hay veces que una mujeg necesita un cambio de aigues, ¿no cgees?
- Te entiendo perfectamente -dijo Nadia -me pasa algo parecido, algunas veces necesitamos un cambio radical en tu vida y en ocasiones no basta con cambiar de peinado.

Aloine rio con una risa freca y musical.

- Hice la selección en Paguis hace un mes, estos últimos dias estaba desando embagcag -explicó Aloine.
- Yo no lo planeé en absoluto -dijo Nadia mientras metía varias bragas en un cajón -iba a viajar y vi esta oportunidad. No lo pensé mucho.
- Hum... ¿tal vez huías de algo? -dijo Aloine sin malicia.
- Tal vez -dijo Nadia sonriendo.

Enseguida supo que ambas se llevarían muy bien.

Esa misma noche Nadia empezaría a trabajar, camarera, en la cubierta principal. La gran fiesta de bienvenida se alargaría horas justo despues de adentrarse en la mar. Se vistió con el minusculo traje de camarera que consistía en una camisa blanca anudada entre los pechos y un culotte que exponían gran parte de sus nalgas. Antes de la hora se dirigió junto con Aloine a recibir instrucciones.

Las ordenes fueron sencillas. No beber pero si cobrar si las invitaban a copas. Servir rápido. Y espantar a los moscones si los había. Puesto que estarían en la cubierta principal, la mitad de los camareros eran hombres. Se fijo en que los responsables se habían preocupado mucho de coger a los mejores especimenes masculinos, que con una pajarita y unos pantalones que ensalzaban el paquete hacían que Nadia se pusiese algo caliente.

A la hora convenida, los pasajeros empezaron a llegar a la cubierta desde sus camarotes. Nadia se sorprendió al ver que su atuendo de camarera calentorra no llamaba mucho la atención. La gente había pagado por diversión adulta y eso era lo que iban a tener.

Hizo su trabajo, sirvio copas, guiñó ojos y esquivó palmadas en el trasero. Varias veces se cruzó con Aloine, que parecía tan emocionada como ella. Habían un ambiente obsceno y caliente en el lugar. Los hombres y mujeres coqueteaban y bebian sin restricciones. Varios espectaculos subidos de tono amenizaron la fiesta.

- ¿Puedo invitarte a una copa preciosa? Me llamo Jonás -dijo una voz en su oido.

Nadia se dió la vuelta y señaló el cartelito que colgaba de su camisa y que rezaba "Waitress"

- Lo siento, pensaba que eras una pasajera -se disculpó Jonás -te pido disculpas.
- No tiene importancia -dijo Nadia ehcandole un vistazo - era alto, rubio y muy muy atractivo. Lastima, se dijo.

Tras varias horas recibieron el relvo de un nuevo turno. Volvió a su camarote con las piernas un poco doloridas de estar de pie pero bastante contenta coversando con tres camareros, dos hombres y una mujer sobre la fiesta.

- ¡Nadia, espegame! -dijo la voz de Aloine a su espalda.

Nadia presentó a Aloine al resto y cuando llegaron a la zona del servicio se dirigió con ella a su camarote charlando animadamente. Aloine, que le sacaba varios centímetros abrió la puerta y se dirigió a la ventana para que la brisa de la madrugada entrase por la ventana. Nadia la siguió y se fijó en que las ropas se pegaban al ceurpo escuro de la mujer por el sudor. Le pareció que era exóticamente bella. Se fijó entonces en su reflejo en el espejo y bien que tambien estaba empapada en sudor.

- Ha sido... -empezó a decir Nadia
- Excitante -terminó Aloine -¿no te pageció que había como una especie de tensión sexual en la cubiergta?

Nadia se rió en voz alta antes de quitarse la camisa sudada.

- Mas que tensión diría yo, era un ambiente visioso... elegante pero vicioso -explicó mientras se desnudaba.

Aloine se fijó en que Nadia se desnudaba y solo dudó un momento antes de quitarse la ropa tambien.

- Cgeo que pagagon mucho dinego, asi que espegan un buen segvicio -dijo Aloine mirando a ratos el pálido cuerpo de Nadia.
- En la charla que nos dieron en tierra dijeron que los pasajerosn tenían prohibida caulquier practica sexual en público, excepto en las zonas habilitadas para ello. No creo que veamos a nadie "dandole que te pego" en cada rincón.
- ¿Dándole que te pego? Te guefiegues a forniquer -preguntó Aloine confundida.
- Si, fornicar... follar. ¿Que te parecio el espectáculo de las 3?

Aloine se rio y se sonrojó un poco.

- Nunca cgeí que se pudiese hacer eso con un pag de cuegdas y una cuchaga. Supongo que todos segán asi.
- Dios, eso espero -dijo Nadia emocionaba y quedando completamente desnuda -la verdad es que no me importa ver estas cosas.
- Si aceptamos el tgabajo fue pog algo, ¿no? -dijo Aloine acercandose a Nadia completamente desnuda -ven, ma petite demonos una ducha antes de dogmig -dijo tomandola de la mano.

Nadia la siguió hasta el cuarto de baño. De pronto se sintio algo intimidada y excitada. Aloine, era esbelta, su piel oscura era lisa y perfecta. Notó como se escitaba cuando ambas quedaron de pie y desnudas bajo el agua de la ducha. Compartieron el agua y el jabón, no usaron esponjas, solo sus manos. Los ojos de Nadia quedaron prendidos cuando Aloine uso los dedos para lavar su sexo moreno.

Una chispita de excitación le recorrio la entrepierna y estuvo segura que si hubiese tenido pene, estaria completamente erecto. Se lavó los pechos y esta vez fué Aloine quien se la quedó mirando.

- Que envidia me das. No tienes manchas ni lunagues en la piel -dijo admirando la piel suave y pálida de Nadia.
- No veo que tu los tengas -dijo Nadia señalando el cuerpo de Aloine.
- Tengo, pego no se notan. Tu sin embaggo pagueces... complètement pur
- No se que has dicho pero ha sonado tremendamente erótico  -dijo Nadia riendose - ¿será el francés que suena así? 
- Eso me han dicho, pego no lo entiendo -dijo Aloine.
- Es porque tu lo llevas hablando toda la vida, pero sonais elegantes y eróticos -le explicó Nadia.

Aloine se rio antes de salir de la ducha y coger una toalla blanca que enrolló alrededor de su cuerpo de ébano. Nadia la siguió y le diuo las gracias cuando le dio otra toalla para ella. Nadia en vez de enrollarla en su cuerpo, se secó con pequeños golpes hasta quedar completamente seca. Un sonido de risas le llegó del pasillo, despues se oyeron unos jadeos suaves.

- Estamos en el bagco del vicio -dijo Aloine.
- Pues a mi me parece perfecto declaró Nadia, seguir los instintos primarios, disfrutar...
- Desde luego -le dijo Aloine empezando a ponerse un pijama de verano -pog eso dogmigue sin gopa integuiog
- ¿Sabes qué? Tienes razón. pero yo seré mas radical. Con tu permiso... dormiré desnuda.

Aloine se rió.

- He visto lo suficiente solo esta noche paga que no me escadalice.

Nadia se metió en la cama desnuda. Si Aloine no se oponía pensaba dormir desnuda mientras estuviese en al barco. Es más, la exótica Aloine la excitaba un poco de un modo que no conocía. Apagaron las luces y se dieron las buenas noches.

Al dia siguiente Nadia se levantó de buen humor, fue con Aloine a desayunar y ambas trataron de hacer amistades. Dentro de unos dias harían puerto por primera vez. Tras comprobar sus planillas, Madia se dirigió a la cubierta B masculina con un bikini que dajaba poco a la imaginación. Repartiría y recogería toallas. 

- Hola de nuevo -dijo una voz masculina.

Nadia se giró y vio a Jonas. Unos ojos celestes le sonreian con dulzura y diversión.

- ¡Hombre! ¿Lo pasaste bien? -preguntó con protocolaria educación.
- La verdad es que si -admitió- ¿me das una toalla?
- Ahora mismo -dijo Nadia de modo resuelto.

Se dio la vuelta y se inclinó para coger una toalla. Fue consciente de que muchos ojos se posaron en su trasero expuesto por el tanga amariilo.

- Espero que no te importe que te lo diga pero casi me da un infarto ahora mismo ¿soy un pervertido?
- Si estás en este sitio... obviamente lo eres -bromeo Nadia dandole la toalla -ademas... a parte de repartir toallas parece ser que tambien estoy para que me miren.
- ¿Como no hacerlo? -dijo Jonas riendo - Gracias, ya nos veremos -se alejó y se colocó en una tumbona cerca de una piscina.

Nadia fue a la barra y pidió un vaso de agua fresca a su compañera de esa mañana. Hablaron casualmente y volvió a su puesto. Nadia notaba su sexo humedo y escitado y no sabía muy bien por qué. Quizá era el notar como los hombres a su alrededor la miraban con lujuria, el ver tanta piel expuesta... no lo sabia, pero notaba la fricción de la tela del bikini en su clitoris hinchado cada vez que se movia.

Un rato despues una mujer de color subió a una tarima e hizo un striptease para los hombres allí. Muchos la contemplaban otros la ignoraban. Algunos metían las manos en sus pantalones con disimulo para masturbarse. Se fijó que justo era eso lo que hacía Jonas. Medio apartado del resto se recreaba en el baile de la mujer, su mano metida en el bolsillo de su pantalón. Nadia fue hacia él para recoger un par de toallas abandonadas. 

Jonas captó la figura femenina en su visión periférica. Era ella de nuevo. El bikini amarillo era ridiculamente pequeño. El tanga se metía en ese trasero perfecto y blanco y la parte de arriba apenas llegaba para taparle los pezones. El pelo rubio le caían por la espalda. Con la mano en el bolsillo se colocó mejor la erección para que no fuese tan evidente. No sabía como iba a aguantar, apenas llevaba un dia en el barco y estaba excitado a todas horas. Ella le sonrió e hizo un gesto con la mano que hizo que se sonrojara. Era una paja.

Jonás la siguió con la mirada hasta que se marcho y despues fijó su vista en el baile erótico. Se acaricio la polla desde el bolsillo. Comprobó que nadie le prestaba atención y entonces se masturbó hasta correrse. 

- ¿Una toalla? -dijo una voz femenina en tono malvado.
- Gracias -dijo Jonas- en otras circunstancias me hubiese dado verguenza pero...
-... se a lo que te refieres, has pagado y deseas eyacular mientras puedas y cuantas más veces mejor -dijo Nadia con una risita antes de darle una toalla limpia.
- En realidad estoy aqui por un amigo -confesó Jonas -me insistió en que viniera.
- No creo que pusieses muchas pegas -dijo ella en confianza.
- Bueno... en realidad practicamente me obligó. No pude negarme.
- Ya claro.

Con una sonrisa Nadia se retiró. Estaba excitada, habia visto como varios hombres se masturbaban con disimulo. Sin que nadie dijera e hiciera nada por evitarlo. El ambiente era cargado y vicioso y ella misma deseaba desfogarse con todas sus fuerzas. Cuando volvió a su camarote se desnudó por completo y se tumbó en la cama. Tenía turno de tarde pero necesitaba desfogarse.

Dirigió los dedos con suavidad hacia su sexo, haciendo circulos sobre su clitoris hinchado. Le sorprendió lo humeda que estaba. Cerró los ojos y se masturbó en silencio. Gemía y jadeaba. Cambiaba el ritmo dandose más placer. Un ruido la sobresaltó. Nadia abrió los ojos y se encontró con Aloine que la miraba sorprendida. Se puso en pie de un salto y le dió la espalda para vestirse sin decir palabra. Aloine se hacercó a Nadia por la espalda y rodeó su cuerpo desnudo con los brazos antes de susurrar en su oido.

- No pagues pog mi, ma petite yo tuve que haceglo hace un gato 

Acto seguido Nadia vio como los oscuros y largos dedos de Aloine se colaban en los pliegues de su sexo mojado. La acarició suavemente mientras pegaba su cuerpo a su espalda. Nadia se dejó hacer. La verdad es que nunca la había tocado asi otra mujer, pero no hizo nada por evitarlo. Aloine la masturbó con maestría, sus dedos trazando formas en su sexo. Nadia no podía parar de gemir. Cuando se corrió cerró las piernas apresando los dedos en su entrepierna hasta que el placer cesó por completo. Sin decirse nada cada una se dirigió a su tarea vespertina.

<-- Leer Anterior      Leer Siguiente -->

martes, 25 de junio de 2013

La Vuelta al Mundo X: Au Revoir Bastard!

- ... si quieres podemos pasar también por la costa azul. A mi no me importa que nos desviemos de la ruta que tenía pensada, pero aun así no me gustaría que fuese a menudo. He planificado mucho cada lugar y cada ruta y creo que he diseñado un magnifico...

Nadia resopló en silencio. Llevaba aguantando mas de media hora la larga perotata de Ricardo sobre su inminente viaje. Desde que le había dicho que le acompañaría en su vuelta al mundo no había dejado de agasajarla con rutas y destinos que visitarían y le prometía constantemente una aventura única y excitante que no olvidaría jamás.

Pero Nadia empezaba a pensar que no sería así, que sería un viaje aburrido y planificado al milímetro, sin aventuras, sin emoción. Solo una sucesión de visitas guiadas. Estaba sentada en el bonito sofá de diseño, sus largas y expuestas piernas descansaban sobre una mesita baja, también de diseño, en el apartamento de Ricardo. Echó un amplio vistazo a su alrededor, el viaje sería como aquel apartamento, frió y sin emoción.

Podía ver en su mente a David riéndose y entonando un "te lo dije". ¿Cómo ese cretino integral la conocía tan bien? Sabía mejor que ella que no aguantaría tanto tiempo en compañía de alguien tan obseso de los detalles como Ricardo. ¿Por qué David la ponía tan húmeda y necesitada? ¿No podía sentir esa misma necesidad por alguien como Ricardo? No del todo, se dijo. Ricardo era ordenado y equilibrado todo el tiempo... bueno no, todo el tiempo no. Toda esa fachada de rectitud se desmoronaba cuando estaban en la cama.

Nadia no pudo evitar sonreír al recordar "los gustos especiales" de Ricardo en cuanto a juegos de cama se refería. Su favorito "la colegiala calentorra". Había perdido la cuenta de las veces que se había vestido con la minuscula falda y había jugado a ser la alumna calentorra. Había otros juegos por supuesto, cuando estaban en la seguridad de la alcoba de Ricardo no faltaban los disfraces de ningún tipo, pero ese en concreto era su favorito. Ricardo era recto y hasta aburrido... menos en la cama.

Si no fuese porque no estaba dispuesta a perder la apuesta ya habría reculado y habría mandado a Ricardo y sus perfectos planes a paseo. Pero no iba a darle a David la satisfacción de tener razón y mucho menos iba a dejar que la acaparase para el solo. Nadia no era de ningún hombre. Tomaba de ellos lo que quería y les daba solo lo que le parecía oportuno. Y David no iba a ser distinto que el resto. Por mucho que le gustase acostarse con él, por muy satisfactorios y adictivos que fuesen sus encuentros o por mucho que la hiciese gozar con esa polla fea, no iba a consagrarse a ser su zorra exclusiva para los restos.

Miró hacia Ricardo que seguía inmerso en su discurso y sus planes. Su cerebro estaba tan disperso y aburrido que no entendió ni una sola palabra. Nadia asentía y murmuraba en los momentos precisos como si de verdad prestase atención. Si todo el viaje iba a ser parecido, ya se estaba arrepintiendo. Pero se imaginó la cara de satisfacción de David y la determinación se asentó en su pecho.

- ¿Tendrás todo listo para entonces?
- ¿Cómo dices? -preguntó Nadia, sabía que Ricardo le había preguntado algo.
- Para pasado mañana ¿Tendrás todo listo? -le preguntó de nuevo.
- ¡Ahh! Claro, claro, lo tendré. No te preocupes -respondió Nadia fingiendo unas ganas que no sentía.
- ¡Estupendo! Va a ser increíble, te lo prometo -declaró muy contento.
- Estoy segura -dijo Nadia con cierta ironía, seguro que sería increíble... increíblemente aburrido de momento.

Si a Ricardo se le sacaba de la cama era un coñazo de hombre. No es que no disfrutase de sus juegos privados, que lo hacía y mucho además, pero el resto de él, que no tenía que ver con sexo, provocaba en Nadia un sopor inmediato.

Bueno, quizá jugasen por el trayecto... pensó para si misma. Pero otra parte de ella sabía la verdad, 24 horas al día iban a ser un suplicio.

- ¿Que tal si empezamos mañana con los preparativos?  -sugirió Nadia -y hoy lo dedicamos... a cosas más placenteras.

Se colocó a horcajadas sobre el cuerpo de Ricardo dándole a entender por donde iban los tiros. El se rió como un bobo y la apartó.

- Hay demasiado que hacer -declaró antes de ponerse en pie y empezar con otra larga perotata.

...

David trató en vano de averiguar cuales eran los planes de esa vuelta al mundo en la que Nadia se había enfrascado. Su frustración y desesperación crecían por momentos. Había intentado hablar con alguna de sus amigas y conocidos pero ellos no tenían ni idea de que ella se iba de viaje. ¿Se lo habría inventado todo en el momento para quedarse encima de él? No, seguramente no, tenía que haber algo de verdad en eso.

Pensó que lo más seguro era que ella hubiese improvisado sobre la marcha solo para joderle. Y reconocía que lo había hecho a base de bien. Solo en pensar que se pasaría meses enteros con ese... individuo. David sabía que había muchos otros en la vida de Nadia, le jodía pero no lo dejaba entrever. Pero no podía entender qué era lo que veía en Ricardo. Era soso, aburrido y parecía que tenía un palo metido por el culo a todas horas. Ellos dos, DAvid yt Nadia, tenían sexo desenfrenado, salvaje y animal, con él Nadia era una fiera por eso no sabía que podía ofrecerle el señor "palo en el culo" que no pudiera darle él.

David se recostó en la silla de su escritorio y se pasó las manos por el pelo con frustración. Iba a necesitar un milagro para evitar que ella se marchase o volviese con el rabo entre las piernas o... que volviese de rodillas a por su rabo.

...

Nadia fue directa hacia el armario secreto. Allí estaban colgados y pulcramente doblados cada uno de los disfraces que usaba en sus juegos de alcoba con Ricardo. Sin pensarlo ni un segundó agarró la faldita de cuadros de colegiala. Se desnudó completamente a escepción del tanga rojo que llevaba ese día y se enfundó la falda. La repentina desnudez hizo que sus pezones se erizasen.

Frente al espejo ató su cabello rubio, largo y sedoso en dos coletas. No podía tener un aspecto mas apetecible ni más obsceno. Anduvo con decisión hacia la salita de estar y se plantó delante de Ricardo. No quería ni hablar de rutas y ciudades, quería sexo, diversión. Y lo quería ya.

Cuando Nadia entró por la puerta Ricardo perdió el hilo de lo que estaba diciendo. Iba casi desnuda a escepción de esa faldita minúscula. Puesta en sus blancas caderas le daba una imagen de niña sucia y algo zorra. Sus pechos estaban libres y se movían con su cadencia al caminar. Cuando andaba la casi inexistente longitud de la falda dejaba ver sus blandas y redondeadas nalgas y un minúsculo tanga rojo.

- ¿Nos vamos de excursión, profe? -dijo con una voz que sonaba ingenua y a la vez calentorra.

La polla de Ricardo saltó en sus pantalones y algo hizo "click" en su cerebro. Sin ser casi consciente de ello, se levantó del sofá como si tuviese un resorte en las piernas y se acercó a Nadia como si de un depredador su tratase. La agarró por las blancas y desnudas nalgas y de un tirón la aprisionó contra su cuerpo. Apretó con fuerza la tersa carne bajo la minúscula falda, froto su entrepierna contra su vientre y empezó a olisquear su cuello. Ella se dejó hacer, como cada vez que interpretaba el papel de alumna zorrita.

- Si, señorita -dijo contra su cuello -haremos un viaje, al país del desenfreno, haremos la ruta del "sexo por detrás" y haremos una parada en la emblemática taberna "La Tragona". Te gustará.

Nadia rió por lo bajo. Sabía perfectamente como hacerle saltar, como convertir a Ricardo el recto en Ricardo el sátiro. Sus manos aprisionaban y sobaban con fuerza los cachetes de su trasero. Empezaba a devorar su cuello con ansia como si quisiese devorarla. Sus pequeños y picudos pezones no podían estar mas duros y la humedad empezó a hacerse patente entre sus piernas cuando unos dedos calidos y gruesos se colaron entre ellas. No pudo evitar dar un gritito de sorpresa.

- No se que me haces que me vuelves loco -dijo Ricardo con voz desesperada urgando con urgencia entre los pliegues del sexo de Nadia y dejando de lado el rol de profesor estricto y salido. Le encantaba poner sus dedos en esa carne perfecta.
- Lo siento porfe -contestó Nadia siguiendo el juego de colegiala.
- No quiero que sigas con eso -dijo Ricardo antes de empezar a devorar sus pechos.
- ¿Y qué quieres? -preguntó Nadia con su voz más seductora.
- Algo... salvaje, quiero... quiero follarte como un animal.

Nadia rio y disfrutó de los labios y la lengua de Ricardo provocando sus excitados senos. Sus dedos gruesos urgaban en su sexo con la misma intensidad.

- ¿Serás mi Tarzán salvaje y follador? -sugirió Nadia arrastrándole a la cama.
- ¡SII! Seré tu Tarzán. Y tu serás Jane -dijo excitado por la idea mientras le quitaba la falda de colegiala- te follaré como un gorila en celo...
- Hummm... ¿me harás el salto del tigre también? -dijo Nadia soltando una risotada, se estaba calentando más a cada momento.

Ricardo rió ante su sugerencia. De hecho le excitó aún más. Le sujetó las finas muñecas a su espalda con una mano y con la otra rompió la ropa interior. El monte de venus redondeado y pálido quedó a su vista y a su merced. Aun sujetandola por las muñecas se arrodilló y lo lamió varias veces haciendo ruidos de gorila.

- ¿Que hace usted? ¡Salvaje! -dijo Nadia interpretando su papel de Jane con convicción.

Ricardo se lanzó a mordisquear y lamer entre sus piernas mientras la sujetaba con fuerza por las muñecas. La verdad es que disfrutaba estos juegos muchísimo, se sentía deshinibida por completo en cada papel que tomaba. La lengua de Ricardo trataba de colarse en la suavidad del sexo de Nadia, ella se resistía y reculaba entre quejas.

- ¡Suelteme salvaje! -chilló.
- ¡Rico! -aulló Ricardo atrayendola contra su boca.
- ¡Ohh no! ¡pare... no haga eso! ¡Detengase!... hummm ohhh mmmmmm -ronroneó Nadia sin poder contenerse, empezaba a sentir el placer de sus lamidas de salvaje.
 Ricardo la tiró sobre la cama con un movimiento rápido. Nadia calló de barriga en la cama hecha y enseguida sintió como su improvisado Tarzan se abalanzaba sobre ella por detrás.
- ¡Mujer bonita!  Gusta, Tarzan -dijo Ricardo con un tono grave.
- ¡Quieto salvaje! -dijo cuando Ricardo introdujo dos dedos en su sexo, explorándola.

Ricardo la inmovilizaba contra la colcha con su cuerpo mientras sus dedos entraban y salían de su sexo con una cadencia lenta y profunda. Mientras tanto ella chillaba y se resistía, le llamaba salvaje y pataleaba. Sintió los dientes de Ricardo en la carne de su trasero. Maldito, si que estaba excitándola. Ricardo la liberó de su presa y Nadia se dio la vuelta. Estaba desnudándose.

- Tarzán no debería llevar ropa -dijo mientras practicamente se arrancaba la ropa del cuerpo.

La ausencia de prendas dejó a Nadia ver su enorme erección. Su pene era pequeño y muy grueso. Cuando le tenía dentro, la abría por completo. Ricardo se abalanzó sobre Nadia. Se colocó a horcajadas sobre su vientre sin llegar a apoyarse. Así, teniéndola completamente a su merced sintió una oleada de deseo. Su piel clara y perfecta se tensaba lo justo en su proporcionado y largo cuerpo. Sus pechos eran dos colinas coronadas por dos pequeñas joyas.

- Tarzán -dijo apuntandose a si mismo con la mano.
- ¡Oh ya se! -dijo Nadia interpretando a Jane.
- Tarzán -Ricardo se apuntó a si mismo- ¡Oh ya se! -dijo apuntando a Nadia.
- No, no, no, no... Soy Jane -dijo Nadia bajo él con una sonrisa.
- Tarzán -repitió apuntandose -No, no, no, no... soy Jane -apuntó a ella.
- No. Tarzán -dijo Nadia poniendo sus cálidas y suaves manos femeninas sobre el pecho de Ricardo- Jane-dijo poniendo la mano sobre el suyo- Tarzán... Jane -repitió explicándolo.
- Jane.... -dijo Ricardo coniendo ambas manos sobre sus pechos.

No los soltó, sino que los masajeó suavemente. Se colocó de modo que su pene quedase entre ellos y aunque no eran lo suficientemente  enormes como para aprisionar su miembro entre ellos, si que lograban envainarlo. Aprisionando sus pechos con las manos, movió sus caderas para estimular su excitado y duro pene entre ellos. Ella mientras tanto le acariciaba el trasero.

- Ummm -dijo Ricardo tomando su polla entre los dedos y apuntandola a la boca de Nadia.
- ¿Qué quieres? -preguntó Nadia.
- Ummmmmmm -repitió acariciando sus labios con el enrojecido y terso glande.
- ¡Ahhh! ¿Quieres que te la chupe? -Ricardo hizo como si no comprendiese lo que ella decía y Nadia elevó la cabeza y tomo el glande entre sus labios -Así ¿verdad?

Al sentir el mojado interior de la boca de Nadia en su polla Ricardo se tensó por completo. Su lengua era suave y malvada, jugaba con su punta con diabólica maestría. Su labios, que eran llenos y rojizos succionaban su mango con dedicación y pasión. Ricardo apoyó ambas manos en el colchón, muy por encima de la cabeza de Nadia y sobre ella, en esa posición dominante, dejó que ella chupase su miembro.

Su boca que había empezado poco a poco, ganaba terreno hasta que con cada chupada, quedaba profundamente enterrada en su boca. Cada chupada le enviaba una fuerte ola de placer que le hacía estremecerse. Movió las caderas con suavidad contra su boca y gruño como un salvaje cuando ella dejó que follase su boca. La contempló, bella y con un aura de pureza tragándose su rabo una y otra vez.

De un solo tirón Ricardo salió de la boca de Nadia y se apartó de encima de ella. Su pene lucía empapado y enrojecido. Más grueso aun si cabe. Estaba deseosa de tenerlo dentro de ella una y otra vez, y que la penetrase sin compasión. Ricardo la volteó y la colocó a cuatro patas sobre la cama. Le dio una cachetada en una nalga antes de apuntar a su interior.

- ¿Que tal el salto del tigre ahora? -dijo Nadia riendo justo antes de que se decidiese a penetrar de una vez en aquel sexo perfecto y apretado.

Ricardo rió, le encantaba que ella supiese disfrutar de todo y le excitaba lo deshinibida que era con él. Siempre le pareció que su aspecto brillante y puro correspondía con una dama de otro siglo, sin embargo, por dentro era descarada y obscenamente apasionada. Salió de la cama y de un salto se subió a la minúscula mesilla que había a un lado de la cama. Nadia rió al verle saltar como un mono, su pene se balanceó suavemnente antes de quedar inamoviblemente duro.

Haciendo algo de teatro, Ricardo se preparó para saltar sobre la cama. Nadia se dio la vuelta y abrió las piernas exponiendo su sexo por completo dándole a su Tarzán un sitio donde aterrizar. Al ver su sexo libremente ofrecido y abierto para él, Ricardo se emocionó y se preparó para saltar sobre ella y follársela como un verdadero gorila salido. Nadia contempló como Ricardo hacía el amago de coger carrerilla antes de resbalar y caer hecho un tumulto de brazos y piernas contra el suelo.

...

David respiró hondo antes de poner el dedo sobre el redondo y plateado timbre del piso de Nadia. Puesto que no había hayado un modo de retenerla o de lograr que no viajara, recurrió a lo último que le quedaba, tragarse su orgullo y pedirle que se quedara. Respiró hondo de nuevo pero no apretó el timbre. ¿Por qué le costaba tanto? Una voz a su espalda le sacó de su debate interno.

- Como no ibas a estar tu aquí -dijo la voz de Nadia con un tono verdaderamente molesto y enfadado, David no sabía a qué se debía.
- Hola para ti también -dijo David ignorando su mala leche y con su habitual tono chulesco.

Nadia se acercó y sacó las llaves del portal. Abrió y tiró de la puerta con violencia. Debía estar muy enfadada, pensó David. Con cierta precaución la siguió escaleras arriba y le sorprendió que ella se lo permitiese. Le permitió incluso entrar en su piso. Se quedó quieto tras la puerta hasta que ella se le encaró.

- No se como coño te has enterado pero que sepas que eres lo más carroñero que he visto jamas -dijo Nadia mirándole enfadado.
- No es como si no lo supieses ya a estas alturas -dijo David aún sin comprender qué era lo que provocaba su enfado, parecía que era por su culpa pero no recordaba haber hecho nada para cabrearla de ese modo.
- Enhorabuena -dijo con un enfado irónico, David se perdió un poco mas- vengo del hospital. Me he pasado toda la puta tarde allí con Ricardo y tiene fracturadas dos costillas. Has ganado, pedazo de cabrón. Por pura suerte, pero has ganado -escupió como si fuera veneno.

¿Ganado? ¿Pensaba Nadia que él sabía lo que había pasado? Parecía que si. David no pudo evitar sonreír al comprender lo que había ocurrido. ¡Había ganado la apuesta! El señor "palo en el culo" estaba con dos costillas fracturadas por lo que su loco viaje se había ido al carajo. Por dentro fue como si empezase a dar volteretas de alegría. Y lo mejor de todo, Nadia pensaba que él se había enterado y había venido a por su premio. Ya no tenía que humillarse ante ella y... su pene se endureció al pensar en lo que eso significaba.

- Sea como sea, he ganado -dijo con satisfacción y sin explicarle que el no sabía nada. Dejó que ella creyese que había ido a recoger su premio -y ya sabes lo que significa -añadió con malicia.
- Eres un cabrón y un cretino -dijo Nadia con verdadera rabia. No sabía como se había enterado él de lo que había ocurrido pero como el perro sarnoso que era enseguida había venido a cobrarse su recompensa.

David dio unos pasos hacia ella y colocó las manos sobre sus hombros. Los masajeó un poco antes de dar un paso a tras y ordenar en voz alta.

- Desnudate-

Los ojos de Nadia echaban chispas pero no dijo nada, sus labios rojos se fruncían en una mueca que a David solo le excitaba más.

- No espera -dijo antes de que ella empezase a quitarse la ropa para el.

Nadia se detuvo y observó como David se sacaba la camiseta y los pantalones ante ella. Le siguieron los calcetines y los boxers. Su fea polla se encajaba semi erecta entre sus piernas. No pudo evitar que una chispita de excitación naciese justo entre sus piernas y se extendiese por su cuerpo haciendo que sus pezones se endureciesen y su boca se secase. David se dirigió hacia el sofá y se sentase cómodamente allí. Sus piernas abiertas y su mano sobre su polla.

- Ahora si, desnudate -dijo empezando a tocarse suavemente y añadió- despacio, que quiero disfrutar.

Nadia tardó varios segundos en obedecer, cuando lo hizo su cara no podía mostrar mas enfado. David movió muy despacio la mano sobre su miembro mientras Nadia se desnudaba para el. Como iba a disfrutar de esto. Conforme las prendas caían la cara de Nadia se fue suavizando, pasó del enfado al deseo. Apretó el agarre sobre su polla cuando sus pechos quedaron liberados.

Perfectamente redondeados, estaban coronados por dos pequeños y rojizos pezones que lucían excitados por completo. Su piel clara era perfecta e inmaculada. Con una mirada lasciva Nadia le dio la espada y se inclinó hacia adelante exponiendo su trasero. Con los pulgares asió su tanga rojo y lo bajó hasta sus tobillos. Su precioso sexo estaba deliciosamente aprisionado entre sus piernas y para la excitación de David, estaba húmedo. Deseó enterrar su boca ahí pero entonces pensó que le tocaba disfrutar a él..

- Tócate -dijo David acelerando el movimiento de su mano contra su polla.

Nadia obedeció esta vez sin rechistar y mojó sus dedos de un modo provocador antes de dirigirlos a su sexo impoluto y trazar círculos sobre su hinchada perla. Oyó como ella gemía muy muy suavemente. David aprisionó su polla con fuerza y movió su mano al compás de los dedos de Nadia, que había dejado a un lado su enfado y estaba completamente entregada el vicio.

- Vamos a la cama -dijo repentinamente David, estaba ansioso por... por hacerle de todo en realidad. No podía esperar a dejarse llevar por sus mas bajos instintos con Nadia. Ella le siguió.

David entró en la habitación y se tumbó en la cama por completo y le indicó a Nadia que se montara sobre el. Ella trepó por su cuerpo y aprisionó su hinchado miembro entre sus piernas. En su cara había excitación y maldad. Se estaba dejando llevar. Su cuerpo blanco y femenino hacía contraste contra la piel oscura y velluda de David. Siempre se sorprendía de lo pura que parecía ella. Alargó las manos y tocó su cuerpo como si fuese su dueño. Pellizcó sus pezones  y provocó su piel. Ella se dejó hacer, disfrutando. David dirigió una mano hacia su mástil y apuntó a la escondida abertura del sexo de Nadia. La buscó con cuidado y la instó a bajar sobre el.

Muy lentamente Nadia descendió dejando que la hinchada masculinidad de David penetrase por completo en su interior. David no pudo evitar jadear al sentirla tan húmeda y apretada.

- Siempre estas tan apretada -dijo fascinado.

Nadia no dijo nada, solo empezó a cabalgarle lentamente. Su pene, como si de una espada se tratase se clavaba en la vaina que era el coño de Nadia. Ella se movía clavandose por completo cada vez, con una cadencia desenfadada y a la vez increíblemente apasionada. Su polla friccionaba con cada parte de su húmedo y cálido interior. Se adaptaba perfectamente a el.

David se relajó sobre la cama, echó los brazos por encima de su cabeza, hacia atras y contempló el cuerpo de Nadia trabajando para su placer. Sus pechos saltaban suavemente al compas de sus movimientos, sus caderas se movían con precisión haciendo que cada estocada fuera completa y certera. Observó como su clítoris destacaba hinchado entre sus labios vaginales. Nadia no podía negar lo excitaba que estaba, por muy enfadada que hubiese estado hace un rato, ahora esta gozando. Justo detras, David podía vislumbrar su polla mojada y enrojecida entrando y saliendo de aquel coño perfecto.

De nuevo su fantasía de una Nadia virgen e ingenua cobró vida en su cabeza. Esta vez era más real pues ella estaba entregada por completo. Cerró los ojos cuando Nadia aceleró sus movimientos entre jadeos. De nuevo se maravilló con lo apretado de ese coño. Las manos de Nadia recorrieron el cuerpo de David, que relajado, disfrutaba de la cabalgada.

- Eres maravillosa y única -declaró David antes de poder contener su lengua y extrañamente se sintió bien al decírselo.

Ella respondió inclinándose sobre él y besándole con ferocidad mientras se movía aún mas fuerte contra él. Sus cuerpos producían un claro sonido al chocar. Su polla perforaba su apretado interior por completo y sentía sus pechos suaves y llenos contra su torso. Las manos de Nadia vagaron por su cuerpo hasta quedar aprisionando las muñecas de David. Sus gemidos le indicaban que estaba a punto de colapsar encima de él.

De pronto sintió como el cuerpo de Nadia se sacudió encima de él y como su ya apretado interior se cerraba más aún. Ella gimió sin dejar de moverse, disfrutando plenamente de su orgasmo. Sus labios buscaron el cuello de David mientras con fuerza sujetaba sus muñecas. David notó una repentina quemazón a un lado del cuello que ganaba intensidad por momentos. Nadia le estaba haciendo un chupetón y por el dolor que empezaba a sentir sabía que sería de los que duran. Pero debido al placer que sentía ni siquiera intentó zafarse.

Notó como su propio cuerpo se preparaba para el orgasmo, disfrutó de la sensacion del cuerpo de Nadia contra el suyo antes de inundar por completo su interior. Entonces oyó un fuerte click metálico por encima de su cabeza y se encontró con que Nadia salía repentinamente de encima de él. Confuso trato de incorporarse en la cama y se encontró con que su muñeca derecha estaba atada a la cama con una esposa plateada de policía. Miró a Nadia que estaba triunfalmente desnuda. Su cara mostraba una perfecta expresión de malignidad que resultaba tremendamente erótica.

- ¡Que zorra! -dijo David -sueltame, no tiene gracia
- Lo he pensado mejor -dijo ella triunfante por haber cortado el sexo justo antes de que David se corriera. Ahora su polla estaba dura, enrojecida e insatisfecha -creo que no me da la gana convertirme en tu fulana particular -declaró.
- Te lo advierto, sueltame -dijo David molesto.
- Lo haré, tranquilo -dijo empezando a vestirse- bueno no, creo que una vez que me marche, llamaré a la policía o a los bomberos para explicarles tu situación -dijo con un ademán.
- No tiene ni puta gracia -dijo David enfadado- has perdido, si tu palabra vale algo, tienes que hacer honor de ella.
- Tiene gracia que un cretino como tu hable de cumplir con la palabra. Lo he pensado mejor, que no vaya con Ricardo no quiere decir que no pueda irme de viaje igualmente.

La mente de David se do de bruces. ¿la había entendido bien? ¿pensaba irse de viaje igualmente, así de repente?

- No. Has perdido, tienes... -dijo David tozudamente.
- ¡No tengo que hacer nada! ¡Y mucho menos hacer lo que me digas tu! -declaró Nadia - Está decidido, me voy.
- No puedes dejarme aquí...
- Puedo y lo haré -le cortó Nadia- no me fío de ti, así que no voy a soltarte. Cuando esté lo suficientemente lejos llamaré a alguien para que te libere.
- ¡Eres una puta! -dijo David sentándose como pudo sobre la cama, no quedaba rastro de su erección.
- No es como si no lo supieras ya a estas alturas -dijo Nadia con mordacidad repitiendo las mismas palabras que le había dicho David.

Nadia recogió algo de ropa, su DNI, su cartera, su teléfono  y su pasaporte ante la mirada de furia de David. Este de vez en cuando la llamaba zorra y le juraba que se las pagaría. Ella le ignoró y antes de salir por la puerta le habló.

- La apuesta sigue en pie cielo. Si vuelvo, cosa que dudo, seré tuya, mientras tanto haré lo que me de la gana. Au revoir Bastard! (Adiós cabrón)

Y con eso cerró la puerta y salió a la aventura. Al contrario que su planificado viaje con Ricardo, este se le antojaba más excitante.

<-- Leer Anterior      Leer Siguiente -->

viernes, 21 de junio de 2013

Adicto al Sexo: Las Violadoras (Parte 1)

Tumbado en el cesped del parque, Nicolas debía estar estudiando o al menos haciendo el intento de ello. En vez de eso, estaba tumbado tranquilamente en la fresca hierba mirando a las chicas pasar y a ratos acordandose del rápido polvo de la noche anterior en el baño de la discoteca. Recordar a esa zorrita se la ponía dura.

Aunque podría llamarla y estaba seguro que se dejaría hacer de todo, el pensaba que en la variedad estaba el gusto. Y si podía catar carne nueva, mejor que mejor. Ignoró los apuntes y dirigió su vista a un grupo de chicas que, al igual que el, pasaban de los libros de texto y charlaban animadas. El las miraba con su mejor cara de chico inofensivo. Por si no sabéis cual es esa cara, digamos que lo ultimo que piensas es que lo único que piensa es en follarte cuanto antes mejor.

- ¡Hola! -lo saludo una chica morena, las otras rieron como bobas.
- Hola -contestó Nicolas bajando la cabeza como si se avergonzase.
- No seas tímido y ven -le dijo otra con una risita.

¿Podía tener más suerte? Seguramente si, pero no iba a quejarse. Fingiendo estar avergonzado se levantó y cogió sus apuntes antes de ir con ellas.

- Sientate aquí, vamos -dijo una rubia de bote menuda de ojos marrones.
- Eso, sientate -corearon otras.
- Hola chicas -dijo Nicolas sentándose donde le habían dicho -¿como estáis?
- Bien -contestaron algunas- ¿Y tu? ¿como te llamas?
- Nicolas -dijo con un saludo de cabeza a todas

Cada una se presentó a si misma y después la chica morena que le había hablado la primera pasó a explicarle por qué le habían llamado.

- Tienes un problema -dijo la morena que se llamaba Natalia.
- ¿Tengo un problema? -preguntó Nicolas confundido.
- Si, veras -algunas chicas empezaron a reírse -pertenecemos a una hermandad. Y nos gusta divertirnos. Te vimos y pensamos... vamos a violarle

Todas estallaron a carcajadas y Nico rió con ellas. ¿Hablaban en serio? Les echó un vistazo y cada una a su manera era bonita y muy follable.

- No veo como va a ser eso un problema para mi -dijo entrando en el juego de ellas que claramente estaban bromeando, si por el fuera.... -un montón de mujeres hermosas -las piropeó

Todas volvieron a reír.

- Bueno, quizá es excesivo eso de que te violemos -dijo una chica menuda y de pechos enormes,
- Pero nos gustaría jugar un rato contigo -dijo Natalia poniéndole una mano sobre el muslo- ¿te apuntas?

Aunque la promesa de jugar con un montón de mujeres era más que tentadora, Nico lo pensó muy bien, quizá se estaban riendo de él o era solo una broma. Sin embargo una oportunidad así...

- Claro, ¿donde he de firmar? -bromeó y todas rieron.
- En ningún sitio, basta con que estés dispuesto a pasártelo bien -dijo Natalia.
- Y que tengas aguante -dijo la rubia teñida, lo cual hizo que todas se rieran.
- Ven a nuestro colegio mayor esta tarde, celebramos una fiesta especial -dijo Natalia, al parecer ella era la jefa del grupo.
- De acuerdo -contestó Nicolás encantado.

Tras intercambiar su teléfono con Natalia por unas señas, Nicolas estaba exultante y con una erección de caballo a la hora de comer. Pensó en aliviarse, pero como no sabía lo que le esperaba decidió que reservaría todo por si al final tenía suerte.

Media hora antes se presentó en el colegio mayor. Era una especie de residencia de chicas que compartían espacios comunes mientras estudiaban. Se las imagino todas juntas y revueltas y un escalofrio le recorrió la columna vertebral. Quizá su excitación le estaba nublando el juicio, pero no le importaba en absoluto.

- Llegas demasiado pronto -dijo la chica que abrió la puerta -pasa adentro.
- Mejor pronto que tarde -dijo Nico, recordaba a la chica de por la mañana, pero no recordaba su nombre.

Lo condujo a una salita amplia con multitud de sofás y una gran tele de plasma, allí había otras chicas que lo saludaron entusiasmadas. Había un par de chicos alli que por el aspecto que tenían, habían sido seducidos por la idea de juegos eróticos y sexo por una horda de jóvenes desbocadas.

- Esperamos a Natalia -dijo una de ellas.

Intentó hablar con ellos pero no lo consiguió. Todas las mujeres parecían compinchadas en el mismo complot, por momentos pensó en excusarse para ir al baño y escapar por una ventana. Entonces llegó Natalia, Nico casi se atraganta con su propia saliva, estaba completamente desnuda.

- ¡¡Ropa fuera!! -gritó como si de un grito de guerra se tratase.

Las mujeres a su alrededor rebulleron y gritaron. Saltaron de sus asientos y en algún lugar se encendió un equipo de música que inundó la estancia de guitarras eléctricas. Algunas ropas como jerseis y chaquetas volaron por los aires enseguida. Las chicas bailaban y se desnudaban. Miró a los otros dos que tenían los ojos como platos y no sabían donde mirar. Nico estaba seguro que él tenía la misma cara de asombro.

Una chica le pidió en medio del tumulto que le quitase la camiseta, en cuanto se la sacó otra ya estaba pidiéndole lo mismo. Perdió la cuenta de cuantos sujetadores desabrochó y cuantas bragas tuvo en las manos. Su polla estaba dolorosamente dura.

Desnudas siguieron bailando al son de las guitarras eléctricas, algunas se restregaban y bailaban de modo obsceno, otras bromeaban juntando los pechos o dándose palmadas en el trasero. Otras son embargo insistían en bailar y frotarse con él. De repente la música bajó un poco y Natalia hablo para hacerse oir.

- ¡Bienvenidas a todas! -dijo en voz alta para hacerse oir, todas rebulleron y gritaron -¡antes de empezar a estresarnos con libros y exámenes, tenemos que desfogarnos, señoras! -todas volvieron a gritar encantadas- ¡para eso vamos a seguir con las tradicionales fiestas de nuestra hermandad! ¡¡VIVAN LAS VIOLADORAS!!
- ¡¡VIVAN!! -rugieron todas.
- ¡Ya tenemos a nuestras victimas! -dijo Natalia cuando callaron- así que... ¡A POR ELLOS!

Nico retrocedió ante sus palabras. ¿Donde coño se había metido? Una vorágine de manos, pechos y piernas se movió a su alrededor. Le inmovilizaron contra el suelo de pies y manos. Aunque el fuese mas grande y corpulento que ellas, el número jugaba en su contra. Multitud de manos se pasearon por todo su cuerpo. Tiraban de su ropa y le decían cochinadas. Aunque asustado, también estaba excitado. Así que cuando su ropa fue arrancada de su cuerpo, su polla apuntaba a lo alto firme como un soldado.

- ¡Bien chicas, ya estan desnudos! -dijo Natalia haciéndose oír -¡ahora dejemosles que se recuperen del susto!
- ¡Este no lo necesita! -dijo una menuda pelirroja a su lado- ¡está empalmado! -todas rieron  y le miraron con ojos golosos.

Lo soltaron y pudo ponerse en pie. Entre todas apiñaron juntos a todos los chicos. Eran cuatro en total y todos parecían igual de recelosos que el. Uno de ellos se tapaba la entrepierna colorado como un tomate.

- En fila muchachos -dijo Natalia como si de un sargento se tratase.

Nicolas se colocó tercero en la fila de cuatro y miró como Natalia se acercaba. Si la polla se le pudiese haber puesto mas dura, lo habría hecho. Nunca jamas en su vida había visto tanta teta y tanto coño. De todos los tamaños, los pezones variados. Coños morenos, pelirrojos y rasurados, peludos. Por un momento se vio en el paraíso, pero solo hasta que Natalia hablo de nuevo.

- ¡¡Firmen!! -gritó haciendo que sus pechos botasen.

Todos cuadraron hombros y miraron al frente mientras las mujeres los rodeaban y reian.

- ¡Que obedientes! -dijo provocando las risas de todas- ¡Y mirad! ¿habeis visto esos penes? Hummm.... todos bien duros...
- ¡A ver cuanto duran! -dijo una mujer alzando la voz, provocando gritos y risas.

Natalia pasó delante de Nico y le miró la polla un segundo antes de guiñarle un ojo en señal de aprobación. Se sonrojó como un muchacho.

- Antes de nada, tenéis que competir -dijo Natalia dirigiéndose a ellos. El silencio se hizo a su alrededor y todas escuchaban las palabras de su jefa -el que gane, será el el violado de las más veteranas, el que quede en segundo lugar hará lo propio con las de tercero... y así sucesivamente ¿lo habéis entendido?

Ninguno contestó y ella les gritó con voz de sargento

- ¡¡QUIERO OÍR UN, "SEÑORA SI SEÑORA"!!
- ¡Señora, si señora! -gritaron todos, Nico el que más.

Su mente funcionaba a toda velocidad y decidió que llegaría hasta el final y que si podía elegir, quería que lo violase Natalia. Ella era la jefa, llevaba la voz cantante y por el modo en que se pavoneaba debía ser una autentica fiera. Por narices tenía que ser una veterana, y eso sognificaba que tenía que ganar la competición fuera como fuera.

- Dana, la cinta métrica -dijo dirigiendose a alguna de las mujeres.

La susodicha trajo una cinta amarilla de costurera y se agachó a medir sus pollas. Natalia se paseaba si alrededor con una sonrisilla malvada.

- ¡Uuuhhhh, 16,2 centímetros! -dijo tras terminar con el primero que estaba tan empalmado como Nico, todas aullaron y sus ojos se perdieron en el mar de pechos.

El siguiente no estaba tan duro, su polla estaba tan solo semi erecta así que ella se le quedó mirando con una sonrisilla. Nico no entendía como no estaba empalmado por completo.

- ¡Vamos, tocate! -dijo una.
- ¡Eso! ¡Eso! -gritaron muchas.
- ¡Te queremos palote! -se atrevió a decir otra, había tantas chicas que Nico no sabía quien hablaba.
- Ya has oído el clamor popular -dijo Natalia dirigiéndose a el personalmente.

Animado por la multitud, el empezó a tocarse. Todas rebullieron y se agitaron. Nico desvió la mirada, no quería ver a otro tio tocándose así que se concentró en mirar a las mujeres deshinibidamente desnudas a su alrededor. Sabía que era imposible, pero le encantaría meter su polla en cada uno de esos coños, al menos una vez. Las mujeres voceaban al compás de la paja hasta Dana, la portadora de la cinta métrica se agachó y le midió el pene.

- ¡Ummm, vaya vaya 18,1 centímetros! -dijo exultante

Algunas aullaron y silbaron claramente impresionadas por la longitud. Nico resopló, en eso no iba a ganar. Dana se acercó a el y se arrodilló. Por un momento imaginó que iba a hacerle una mamada. Las manos cálidas y menudas le sujetaron el pene con maestría experta. Se la agarró por la parte posterior y colocó la cinta métrica desde la base hasta la punta. Le sujetó la cinta al glande y miró los números.

- ¡Mmmmmm, 17,8 centímetros! -dijo Dana poniéndose en pie.

Las mujeres volvieron a aullar, reír y gritar. Nico vio como algunas se lamían los labios entre risas. ¿Había algo mejor para el ego de un tio que un montón de mujeres feroces deseosas de su pene?

- ¡Ohh vaya, 14,3 centímetros!

Las chicas rieron y animaron igual que si tuviese un rabo de 20 centímetros.

- ¡Nos gusta tu polla, numero cuatro! -dijo una a voces.
. ¡Si! -gritaron muchas otras.
- ¡Bien, pues cuatro puntos para nuestro número 2 y su pollón de 18,1cm! -dijo Natalia encantada -tres para el no menos impresionante numero 3 con 17,8 cm y dos y un punto para el numero 1 y el numero 4, respectivamente!

Las mujeres aplaudieron y silbaron. El miedo se había disipado del cuerpo de Nico y estaba deseoso de saber qué pasaría ahora.

- ¡Segunda prueba! -dijo Natalia en voz alta y después se dio la vuelta y le habló a ellos- en esta tendréis que esforzaros más -les guiño un ojo.

Cuatro mujeres salieron de la multitud y se colocaron en fila, todas eran rubias y todas iban rasuradas.

- Debéis demostrar los diestros que sois complaciendo a una mujer -empezó a decir Natalia- para ello tendréis que.... ¡comerles el conejo a estas señoritas!

Nico ya reía con ellas contagiado por el ambiente festivo y desenfrenado.

- Eliges tu, 18cm -dijo dirigiéndose al numero 2- el las miró a todas y cogió a la que tenia los pechos mas grandes -ahora tu, numero 3.

Nico dio un paso adelante y cogió a la mas menuda de todas, ella le dio la mano y se lo llevó a uno de los sofás. La muchacha, de brillantes ojos azules se tumbó cómodamente y abrió las piernas. Cuando los otros dos eligieron y se acomodaron, el resto de mujeres los rodearon. Natalia se alzó de nuevo entre la multitud.

- ¡Bien chicos! Vuestra misión es hacer que ellas se corran.  Así que, preparados, listos... ¡Ya!

Nico consciente que debía hacerlo bien, no se lanzó desesperado a por su coño, primero le dio un fuerte y apasionado morreo, bajo por sus pechos y se los mordisqueó mientras acariciaba muy suave su coño. Para cuando bajó la boca, ella ya estaba húmeda. Lamió y succiono, jugó con el clítoris, recorrió cada pliegue. Ella jadeaba de gusto. Aceleró las lamidas y comió de esa almeja sin pensar en el mañana.

Como si lo hubiese calculado, ella se retorció y gritó bajo su boca. Nico siguió comiendo hasta que se calmó por completo.

- ¡Habeis visto que rapidez! -dijo Natalia haciéndose oír a la multitud de silbidos que habían empezado cuando la chica había empezado a gemir- ¡parece que el numero tres es un verdadero devora almejas! -dijo encantada.

Se quedó allí sentado, contemplando a las mujeres que lo miraban con lujuria y diversión. observó a los otros como si de una peli porno se tratase, todos lograron su objetivo mas o menos bien, incluso vitoreó cuando la ultima empezó a gemir y gritar. Su polla estaba a punto de estallar, pero procuró no tocarse. Tras eso los reunieron de nuevo a los cuatro y las cuatro rubias se reunieron con Natalia, empezaron entonces a cuchichear. Tras unos instantes de debate, rompieron el circulo y Natalia hizo callar a todos.

- Tras deliberar y comparar el placer que han sentido por la lengua de estos hombres, hemos decidido, otorgar la máxima puntuación, por... un dominio de la lengua espectacular, una atención a los detalles sublime y un control del tiempo inmejorable a....  ¡el numero 1, al que le daremos un 10!

¿Qué? Se oyó decir Nico mientras las mujeres vitoreaba. El había acabado antes y ella había gemido como la que más. No pudo ocultar su enfado.n

- Por un manejo de de los labios exquisito, damos un 8 a... ¡el numero 4! -los vítores crecieron tanto como el enfado de Nico- ¡y un cinco a nuestros números 2 y 3! Para que veáis que tenerla grande....
- ¡No lo es todo! -corearon todas las mujeres en lo que parecía una broma privada.

Nico se rebuyó furioso. Echó mentalmente la cuenta y eso le dejaba con 8 puntos, en ultimo lugar.

- ¡Ultima prueba! -anunció Natalia -Poneos en fila y dirigios cada uno a una de estas habitaciones, una vez dentro cerrad los ojos y esperad-dijo dirigiéndose a todos.
- ¿Que hay? -preguntó el numero 2,
- ¡Ohh, ya lo veras! -dijo misteriosa.

Nico se colocó frente a la primera puerta, no quería esperar, estaba molesto y su polla estaba bastante mas blanda después del mazazo. A la señal, entró en el cuarto que estaba completamente a oscuras y se quedó quieto y esperó. Unos instantes después la puerta se volvió a abrir y unos pasos se dirigieron a el por detrás. Una mano suave y pequeña le sujeto el hombro y a tientes buscó su cara. Después unos labios le besaron.

Sin decir palabra esos labios descendieron a oscuras por su cuello y por su pecho, recorrieron su estómago y tomaron su polla casi blanda entre los labios. Nico gimió en voz muy baja cuando sintió la acompasada succión en el glande. Poco a poco la mamada se hizo más profunda, él buscó con la mano un sitio donde sujetarse y terminó apoyando le espalda contra lo que le pareció que era un armario.

La boca cálida y sedosa, subía y bajaba por su polla, unas manos juguetones jugaban con sus testículos. La saliva de la desconocida lo empapaba todo. Nico se relajó y disfruto de la mamada. Ya que iba ultimo pensaba disfrutar plenamente de esto por un buen rato. Sin ver, imaginó que era Natalia con su desparpajo quien se la comía con ansia. Porque ahora cada chupada era desenfrenada y potente.

Una mano agarró su base y empezó a estimularle. Nico gimió bajo por el placer que sentía y se permitió empujar las caderas contra aquella boca que impasiblemente chupaba sin parar y sin emitir palabra. Tras un rato, las chupadas se hicieron desesperadas y se concentraron en su glande. La mano se movía frenética por su mango.

Retrasó el momento cuanto pudo y finalmente se corrió en la boca de la desconocida. Le inundó la garganta con su semen caliente y ella lo chupó todo. Antes de recuperar el aliento, ella ya se dirigía hacia la puerta, la silueta se perfiló unos instantes y después desapareció con un portazo.

La luz volvió de repente y una mujer morena entró en el cuarto y le tomo de la mano.

 -La competición ha terminado, sigueme -dijo con una sonrillisa viciosa.

El se dejó que lo llevase. Subieron unas escaleras y torcieron por un pasillo. Justo en la tercera puerta entraron. Nico entró y la muchacha cerró a su espalda. Se fijó entonces en que la habitación la ocupaban varias mujeres que le sonreían y le dirigían miradas mas que interesantes. Una voz habló a su izquierda.

- Bienvenido -dijo la voz de Natalia.

Su polla empezo a despertar.

<-- Leer Anterior     Leer Siguiente -->