martes, 25 de junio de 2013

La Vuelta al Mundo X: Au Revoir Bastard!

- ... si quieres podemos pasar también por la costa azul. A mi no me importa que nos desviemos de la ruta que tenía pensada, pero aun así no me gustaría que fuese a menudo. He planificado mucho cada lugar y cada ruta y creo que he diseñado un magnifico...

Nadia resopló en silencio. Llevaba aguantando mas de media hora la larga perotata de Ricardo sobre su inminente viaje. Desde que le había dicho que le acompañaría en su vuelta al mundo no había dejado de agasajarla con rutas y destinos que visitarían y le prometía constantemente una aventura única y excitante que no olvidaría jamás.

Pero Nadia empezaba a pensar que no sería así, que sería un viaje aburrido y planificado al milímetro, sin aventuras, sin emoción. Solo una sucesión de visitas guiadas. Estaba sentada en el bonito sofá de diseño, sus largas y expuestas piernas descansaban sobre una mesita baja, también de diseño, en el apartamento de Ricardo. Echó un amplio vistazo a su alrededor, el viaje sería como aquel apartamento, frió y sin emoción.

Podía ver en su mente a David riéndose y entonando un "te lo dije". ¿Cómo ese cretino integral la conocía tan bien? Sabía mejor que ella que no aguantaría tanto tiempo en compañía de alguien tan obseso de los detalles como Ricardo. ¿Por qué David la ponía tan húmeda y necesitada? ¿No podía sentir esa misma necesidad por alguien como Ricardo? No del todo, se dijo. Ricardo era ordenado y equilibrado todo el tiempo... bueno no, todo el tiempo no. Toda esa fachada de rectitud se desmoronaba cuando estaban en la cama.

Nadia no pudo evitar sonreír al recordar "los gustos especiales" de Ricardo en cuanto a juegos de cama se refería. Su favorito "la colegiala calentorra". Había perdido la cuenta de las veces que se había vestido con la minuscula falda y había jugado a ser la alumna calentorra. Había otros juegos por supuesto, cuando estaban en la seguridad de la alcoba de Ricardo no faltaban los disfraces de ningún tipo, pero ese en concreto era su favorito. Ricardo era recto y hasta aburrido... menos en la cama.

Si no fuese porque no estaba dispuesta a perder la apuesta ya habría reculado y habría mandado a Ricardo y sus perfectos planes a paseo. Pero no iba a darle a David la satisfacción de tener razón y mucho menos iba a dejar que la acaparase para el solo. Nadia no era de ningún hombre. Tomaba de ellos lo que quería y les daba solo lo que le parecía oportuno. Y David no iba a ser distinto que el resto. Por mucho que le gustase acostarse con él, por muy satisfactorios y adictivos que fuesen sus encuentros o por mucho que la hiciese gozar con esa polla fea, no iba a consagrarse a ser su zorra exclusiva para los restos.

Miró hacia Ricardo que seguía inmerso en su discurso y sus planes. Su cerebro estaba tan disperso y aburrido que no entendió ni una sola palabra. Nadia asentía y murmuraba en los momentos precisos como si de verdad prestase atención. Si todo el viaje iba a ser parecido, ya se estaba arrepintiendo. Pero se imaginó la cara de satisfacción de David y la determinación se asentó en su pecho.

- ¿Tendrás todo listo para entonces?
- ¿Cómo dices? -preguntó Nadia, sabía que Ricardo le había preguntado algo.
- Para pasado mañana ¿Tendrás todo listo? -le preguntó de nuevo.
- ¡Ahh! Claro, claro, lo tendré. No te preocupes -respondió Nadia fingiendo unas ganas que no sentía.
- ¡Estupendo! Va a ser increíble, te lo prometo -declaró muy contento.
- Estoy segura -dijo Nadia con cierta ironía, seguro que sería increíble... increíblemente aburrido de momento.

Si a Ricardo se le sacaba de la cama era un coñazo de hombre. No es que no disfrutase de sus juegos privados, que lo hacía y mucho además, pero el resto de él, que no tenía que ver con sexo, provocaba en Nadia un sopor inmediato.

Bueno, quizá jugasen por el trayecto... pensó para si misma. Pero otra parte de ella sabía la verdad, 24 horas al día iban a ser un suplicio.

- ¿Que tal si empezamos mañana con los preparativos?  -sugirió Nadia -y hoy lo dedicamos... a cosas más placenteras.

Se colocó a horcajadas sobre el cuerpo de Ricardo dándole a entender por donde iban los tiros. El se rió como un bobo y la apartó.

- Hay demasiado que hacer -declaró antes de ponerse en pie y empezar con otra larga perotata.

...

David trató en vano de averiguar cuales eran los planes de esa vuelta al mundo en la que Nadia se había enfrascado. Su frustración y desesperación crecían por momentos. Había intentado hablar con alguna de sus amigas y conocidos pero ellos no tenían ni idea de que ella se iba de viaje. ¿Se lo habría inventado todo en el momento para quedarse encima de él? No, seguramente no, tenía que haber algo de verdad en eso.

Pensó que lo más seguro era que ella hubiese improvisado sobre la marcha solo para joderle. Y reconocía que lo había hecho a base de bien. Solo en pensar que se pasaría meses enteros con ese... individuo. David sabía que había muchos otros en la vida de Nadia, le jodía pero no lo dejaba entrever. Pero no podía entender qué era lo que veía en Ricardo. Era soso, aburrido y parecía que tenía un palo metido por el culo a todas horas. Ellos dos, DAvid yt Nadia, tenían sexo desenfrenado, salvaje y animal, con él Nadia era una fiera por eso no sabía que podía ofrecerle el señor "palo en el culo" que no pudiera darle él.

David se recostó en la silla de su escritorio y se pasó las manos por el pelo con frustración. Iba a necesitar un milagro para evitar que ella se marchase o volviese con el rabo entre las piernas o... que volviese de rodillas a por su rabo.

...

Nadia fue directa hacia el armario secreto. Allí estaban colgados y pulcramente doblados cada uno de los disfraces que usaba en sus juegos de alcoba con Ricardo. Sin pensarlo ni un segundó agarró la faldita de cuadros de colegiala. Se desnudó completamente a escepción del tanga rojo que llevaba ese día y se enfundó la falda. La repentina desnudez hizo que sus pezones se erizasen.

Frente al espejo ató su cabello rubio, largo y sedoso en dos coletas. No podía tener un aspecto mas apetecible ni más obsceno. Anduvo con decisión hacia la salita de estar y se plantó delante de Ricardo. No quería ni hablar de rutas y ciudades, quería sexo, diversión. Y lo quería ya.

Cuando Nadia entró por la puerta Ricardo perdió el hilo de lo que estaba diciendo. Iba casi desnuda a escepción de esa faldita minúscula. Puesta en sus blancas caderas le daba una imagen de niña sucia y algo zorra. Sus pechos estaban libres y se movían con su cadencia al caminar. Cuando andaba la casi inexistente longitud de la falda dejaba ver sus blandas y redondeadas nalgas y un minúsculo tanga rojo.

- ¿Nos vamos de excursión, profe? -dijo con una voz que sonaba ingenua y a la vez calentorra.

La polla de Ricardo saltó en sus pantalones y algo hizo "click" en su cerebro. Sin ser casi consciente de ello, se levantó del sofá como si tuviese un resorte en las piernas y se acercó a Nadia como si de un depredador su tratase. La agarró por las blancas y desnudas nalgas y de un tirón la aprisionó contra su cuerpo. Apretó con fuerza la tersa carne bajo la minúscula falda, froto su entrepierna contra su vientre y empezó a olisquear su cuello. Ella se dejó hacer, como cada vez que interpretaba el papel de alumna zorrita.

- Si, señorita -dijo contra su cuello -haremos un viaje, al país del desenfreno, haremos la ruta del "sexo por detrás" y haremos una parada en la emblemática taberna "La Tragona". Te gustará.

Nadia rió por lo bajo. Sabía perfectamente como hacerle saltar, como convertir a Ricardo el recto en Ricardo el sátiro. Sus manos aprisionaban y sobaban con fuerza los cachetes de su trasero. Empezaba a devorar su cuello con ansia como si quisiese devorarla. Sus pequeños y picudos pezones no podían estar mas duros y la humedad empezó a hacerse patente entre sus piernas cuando unos dedos calidos y gruesos se colaron entre ellas. No pudo evitar dar un gritito de sorpresa.

- No se que me haces que me vuelves loco -dijo Ricardo con voz desesperada urgando con urgencia entre los pliegues del sexo de Nadia y dejando de lado el rol de profesor estricto y salido. Le encantaba poner sus dedos en esa carne perfecta.
- Lo siento porfe -contestó Nadia siguiendo el juego de colegiala.
- No quiero que sigas con eso -dijo Ricardo antes de empezar a devorar sus pechos.
- ¿Y qué quieres? -preguntó Nadia con su voz más seductora.
- Algo... salvaje, quiero... quiero follarte como un animal.

Nadia rio y disfrutó de los labios y la lengua de Ricardo provocando sus excitados senos. Sus dedos gruesos urgaban en su sexo con la misma intensidad.

- ¿Serás mi Tarzán salvaje y follador? -sugirió Nadia arrastrándole a la cama.
- ¡SII! Seré tu Tarzán. Y tu serás Jane -dijo excitado por la idea mientras le quitaba la falda de colegiala- te follaré como un gorila en celo...
- Hummm... ¿me harás el salto del tigre también? -dijo Nadia soltando una risotada, se estaba calentando más a cada momento.

Ricardo rió ante su sugerencia. De hecho le excitó aún más. Le sujetó las finas muñecas a su espalda con una mano y con la otra rompió la ropa interior. El monte de venus redondeado y pálido quedó a su vista y a su merced. Aun sujetandola por las muñecas se arrodilló y lo lamió varias veces haciendo ruidos de gorila.

- ¿Que hace usted? ¡Salvaje! -dijo Nadia interpretando su papel de Jane con convicción.

Ricardo se lanzó a mordisquear y lamer entre sus piernas mientras la sujetaba con fuerza por las muñecas. La verdad es que disfrutaba estos juegos muchísimo, se sentía deshinibida por completo en cada papel que tomaba. La lengua de Ricardo trataba de colarse en la suavidad del sexo de Nadia, ella se resistía y reculaba entre quejas.

- ¡Suelteme salvaje! -chilló.
- ¡Rico! -aulló Ricardo atrayendola contra su boca.
- ¡Ohh no! ¡pare... no haga eso! ¡Detengase!... hummm ohhh mmmmmm -ronroneó Nadia sin poder contenerse, empezaba a sentir el placer de sus lamidas de salvaje.
 Ricardo la tiró sobre la cama con un movimiento rápido. Nadia calló de barriga en la cama hecha y enseguida sintió como su improvisado Tarzan se abalanzaba sobre ella por detrás.
- ¡Mujer bonita!  Gusta, Tarzan -dijo Ricardo con un tono grave.
- ¡Quieto salvaje! -dijo cuando Ricardo introdujo dos dedos en su sexo, explorándola.

Ricardo la inmovilizaba contra la colcha con su cuerpo mientras sus dedos entraban y salían de su sexo con una cadencia lenta y profunda. Mientras tanto ella chillaba y se resistía, le llamaba salvaje y pataleaba. Sintió los dientes de Ricardo en la carne de su trasero. Maldito, si que estaba excitándola. Ricardo la liberó de su presa y Nadia se dio la vuelta. Estaba desnudándose.

- Tarzán no debería llevar ropa -dijo mientras practicamente se arrancaba la ropa del cuerpo.

La ausencia de prendas dejó a Nadia ver su enorme erección. Su pene era pequeño y muy grueso. Cuando le tenía dentro, la abría por completo. Ricardo se abalanzó sobre Nadia. Se colocó a horcajadas sobre su vientre sin llegar a apoyarse. Así, teniéndola completamente a su merced sintió una oleada de deseo. Su piel clara y perfecta se tensaba lo justo en su proporcionado y largo cuerpo. Sus pechos eran dos colinas coronadas por dos pequeñas joyas.

- Tarzán -dijo apuntandose a si mismo con la mano.
- ¡Oh ya se! -dijo Nadia interpretando a Jane.
- Tarzán -Ricardo se apuntó a si mismo- ¡Oh ya se! -dijo apuntando a Nadia.
- No, no, no, no... Soy Jane -dijo Nadia bajo él con una sonrisa.
- Tarzán -repitió apuntandose -No, no, no, no... soy Jane -apuntó a ella.
- No. Tarzán -dijo Nadia poniendo sus cálidas y suaves manos femeninas sobre el pecho de Ricardo- Jane-dijo poniendo la mano sobre el suyo- Tarzán... Jane -repitió explicándolo.
- Jane.... -dijo Ricardo coniendo ambas manos sobre sus pechos.

No los soltó, sino que los masajeó suavemente. Se colocó de modo que su pene quedase entre ellos y aunque no eran lo suficientemente  enormes como para aprisionar su miembro entre ellos, si que lograban envainarlo. Aprisionando sus pechos con las manos, movió sus caderas para estimular su excitado y duro pene entre ellos. Ella mientras tanto le acariciaba el trasero.

- Ummm -dijo Ricardo tomando su polla entre los dedos y apuntandola a la boca de Nadia.
- ¿Qué quieres? -preguntó Nadia.
- Ummmmmmm -repitió acariciando sus labios con el enrojecido y terso glande.
- ¡Ahhh! ¿Quieres que te la chupe? -Ricardo hizo como si no comprendiese lo que ella decía y Nadia elevó la cabeza y tomo el glande entre sus labios -Así ¿verdad?

Al sentir el mojado interior de la boca de Nadia en su polla Ricardo se tensó por completo. Su lengua era suave y malvada, jugaba con su punta con diabólica maestría. Su labios, que eran llenos y rojizos succionaban su mango con dedicación y pasión. Ricardo apoyó ambas manos en el colchón, muy por encima de la cabeza de Nadia y sobre ella, en esa posición dominante, dejó que ella chupase su miembro.

Su boca que había empezado poco a poco, ganaba terreno hasta que con cada chupada, quedaba profundamente enterrada en su boca. Cada chupada le enviaba una fuerte ola de placer que le hacía estremecerse. Movió las caderas con suavidad contra su boca y gruño como un salvaje cuando ella dejó que follase su boca. La contempló, bella y con un aura de pureza tragándose su rabo una y otra vez.

De un solo tirón Ricardo salió de la boca de Nadia y se apartó de encima de ella. Su pene lucía empapado y enrojecido. Más grueso aun si cabe. Estaba deseosa de tenerlo dentro de ella una y otra vez, y que la penetrase sin compasión. Ricardo la volteó y la colocó a cuatro patas sobre la cama. Le dio una cachetada en una nalga antes de apuntar a su interior.

- ¿Que tal el salto del tigre ahora? -dijo Nadia riendo justo antes de que se decidiese a penetrar de una vez en aquel sexo perfecto y apretado.

Ricardo rió, le encantaba que ella supiese disfrutar de todo y le excitaba lo deshinibida que era con él. Siempre le pareció que su aspecto brillante y puro correspondía con una dama de otro siglo, sin embargo, por dentro era descarada y obscenamente apasionada. Salió de la cama y de un salto se subió a la minúscula mesilla que había a un lado de la cama. Nadia rió al verle saltar como un mono, su pene se balanceó suavemnente antes de quedar inamoviblemente duro.

Haciendo algo de teatro, Ricardo se preparó para saltar sobre la cama. Nadia se dio la vuelta y abrió las piernas exponiendo su sexo por completo dándole a su Tarzán un sitio donde aterrizar. Al ver su sexo libremente ofrecido y abierto para él, Ricardo se emocionó y se preparó para saltar sobre ella y follársela como un verdadero gorila salido. Nadia contempló como Ricardo hacía el amago de coger carrerilla antes de resbalar y caer hecho un tumulto de brazos y piernas contra el suelo.

...

David respiró hondo antes de poner el dedo sobre el redondo y plateado timbre del piso de Nadia. Puesto que no había hayado un modo de retenerla o de lograr que no viajara, recurrió a lo último que le quedaba, tragarse su orgullo y pedirle que se quedara. Respiró hondo de nuevo pero no apretó el timbre. ¿Por qué le costaba tanto? Una voz a su espalda le sacó de su debate interno.

- Como no ibas a estar tu aquí -dijo la voz de Nadia con un tono verdaderamente molesto y enfadado, David no sabía a qué se debía.
- Hola para ti también -dijo David ignorando su mala leche y con su habitual tono chulesco.

Nadia se acercó y sacó las llaves del portal. Abrió y tiró de la puerta con violencia. Debía estar muy enfadada, pensó David. Con cierta precaución la siguió escaleras arriba y le sorprendió que ella se lo permitiese. Le permitió incluso entrar en su piso. Se quedó quieto tras la puerta hasta que ella se le encaró.

- No se como coño te has enterado pero que sepas que eres lo más carroñero que he visto jamas -dijo Nadia mirándole enfadado.
- No es como si no lo supieses ya a estas alturas -dijo David aún sin comprender qué era lo que provocaba su enfado, parecía que era por su culpa pero no recordaba haber hecho nada para cabrearla de ese modo.
- Enhorabuena -dijo con un enfado irónico, David se perdió un poco mas- vengo del hospital. Me he pasado toda la puta tarde allí con Ricardo y tiene fracturadas dos costillas. Has ganado, pedazo de cabrón. Por pura suerte, pero has ganado -escupió como si fuera veneno.

¿Ganado? ¿Pensaba Nadia que él sabía lo que había pasado? Parecía que si. David no pudo evitar sonreír al comprender lo que había ocurrido. ¡Había ganado la apuesta! El señor "palo en el culo" estaba con dos costillas fracturadas por lo que su loco viaje se había ido al carajo. Por dentro fue como si empezase a dar volteretas de alegría. Y lo mejor de todo, Nadia pensaba que él se había enterado y había venido a por su premio. Ya no tenía que humillarse ante ella y... su pene se endureció al pensar en lo que eso significaba.

- Sea como sea, he ganado -dijo con satisfacción y sin explicarle que el no sabía nada. Dejó que ella creyese que había ido a recoger su premio -y ya sabes lo que significa -añadió con malicia.
- Eres un cabrón y un cretino -dijo Nadia con verdadera rabia. No sabía como se había enterado él de lo que había ocurrido pero como el perro sarnoso que era enseguida había venido a cobrarse su recompensa.

David dio unos pasos hacia ella y colocó las manos sobre sus hombros. Los masajeó un poco antes de dar un paso a tras y ordenar en voz alta.

- Desnudate-

Los ojos de Nadia echaban chispas pero no dijo nada, sus labios rojos se fruncían en una mueca que a David solo le excitaba más.

- No espera -dijo antes de que ella empezase a quitarse la ropa para el.

Nadia se detuvo y observó como David se sacaba la camiseta y los pantalones ante ella. Le siguieron los calcetines y los boxers. Su fea polla se encajaba semi erecta entre sus piernas. No pudo evitar que una chispita de excitación naciese justo entre sus piernas y se extendiese por su cuerpo haciendo que sus pezones se endureciesen y su boca se secase. David se dirigió hacia el sofá y se sentase cómodamente allí. Sus piernas abiertas y su mano sobre su polla.

- Ahora si, desnudate -dijo empezando a tocarse suavemente y añadió- despacio, que quiero disfrutar.

Nadia tardó varios segundos en obedecer, cuando lo hizo su cara no podía mostrar mas enfado. David movió muy despacio la mano sobre su miembro mientras Nadia se desnudaba para el. Como iba a disfrutar de esto. Conforme las prendas caían la cara de Nadia se fue suavizando, pasó del enfado al deseo. Apretó el agarre sobre su polla cuando sus pechos quedaron liberados.

Perfectamente redondeados, estaban coronados por dos pequeños y rojizos pezones que lucían excitados por completo. Su piel clara era perfecta e inmaculada. Con una mirada lasciva Nadia le dio la espada y se inclinó hacia adelante exponiendo su trasero. Con los pulgares asió su tanga rojo y lo bajó hasta sus tobillos. Su precioso sexo estaba deliciosamente aprisionado entre sus piernas y para la excitación de David, estaba húmedo. Deseó enterrar su boca ahí pero entonces pensó que le tocaba disfrutar a él..

- Tócate -dijo David acelerando el movimiento de su mano contra su polla.

Nadia obedeció esta vez sin rechistar y mojó sus dedos de un modo provocador antes de dirigirlos a su sexo impoluto y trazar círculos sobre su hinchada perla. Oyó como ella gemía muy muy suavemente. David aprisionó su polla con fuerza y movió su mano al compás de los dedos de Nadia, que había dejado a un lado su enfado y estaba completamente entregada el vicio.

- Vamos a la cama -dijo repentinamente David, estaba ansioso por... por hacerle de todo en realidad. No podía esperar a dejarse llevar por sus mas bajos instintos con Nadia. Ella le siguió.

David entró en la habitación y se tumbó en la cama por completo y le indicó a Nadia que se montara sobre el. Ella trepó por su cuerpo y aprisionó su hinchado miembro entre sus piernas. En su cara había excitación y maldad. Se estaba dejando llevar. Su cuerpo blanco y femenino hacía contraste contra la piel oscura y velluda de David. Siempre se sorprendía de lo pura que parecía ella. Alargó las manos y tocó su cuerpo como si fuese su dueño. Pellizcó sus pezones  y provocó su piel. Ella se dejó hacer, disfrutando. David dirigió una mano hacia su mástil y apuntó a la escondida abertura del sexo de Nadia. La buscó con cuidado y la instó a bajar sobre el.

Muy lentamente Nadia descendió dejando que la hinchada masculinidad de David penetrase por completo en su interior. David no pudo evitar jadear al sentirla tan húmeda y apretada.

- Siempre estas tan apretada -dijo fascinado.

Nadia no dijo nada, solo empezó a cabalgarle lentamente. Su pene, como si de una espada se tratase se clavaba en la vaina que era el coño de Nadia. Ella se movía clavandose por completo cada vez, con una cadencia desenfadada y a la vez increíblemente apasionada. Su polla friccionaba con cada parte de su húmedo y cálido interior. Se adaptaba perfectamente a el.

David se relajó sobre la cama, echó los brazos por encima de su cabeza, hacia atras y contempló el cuerpo de Nadia trabajando para su placer. Sus pechos saltaban suavemente al compas de sus movimientos, sus caderas se movían con precisión haciendo que cada estocada fuera completa y certera. Observó como su clítoris destacaba hinchado entre sus labios vaginales. Nadia no podía negar lo excitaba que estaba, por muy enfadada que hubiese estado hace un rato, ahora esta gozando. Justo detras, David podía vislumbrar su polla mojada y enrojecida entrando y saliendo de aquel coño perfecto.

De nuevo su fantasía de una Nadia virgen e ingenua cobró vida en su cabeza. Esta vez era más real pues ella estaba entregada por completo. Cerró los ojos cuando Nadia aceleró sus movimientos entre jadeos. De nuevo se maravilló con lo apretado de ese coño. Las manos de Nadia recorrieron el cuerpo de David, que relajado, disfrutaba de la cabalgada.

- Eres maravillosa y única -declaró David antes de poder contener su lengua y extrañamente se sintió bien al decírselo.

Ella respondió inclinándose sobre él y besándole con ferocidad mientras se movía aún mas fuerte contra él. Sus cuerpos producían un claro sonido al chocar. Su polla perforaba su apretado interior por completo y sentía sus pechos suaves y llenos contra su torso. Las manos de Nadia vagaron por su cuerpo hasta quedar aprisionando las muñecas de David. Sus gemidos le indicaban que estaba a punto de colapsar encima de él.

De pronto sintió como el cuerpo de Nadia se sacudió encima de él y como su ya apretado interior se cerraba más aún. Ella gimió sin dejar de moverse, disfrutando plenamente de su orgasmo. Sus labios buscaron el cuello de David mientras con fuerza sujetaba sus muñecas. David notó una repentina quemazón a un lado del cuello que ganaba intensidad por momentos. Nadia le estaba haciendo un chupetón y por el dolor que empezaba a sentir sabía que sería de los que duran. Pero debido al placer que sentía ni siquiera intentó zafarse.

Notó como su propio cuerpo se preparaba para el orgasmo, disfrutó de la sensacion del cuerpo de Nadia contra el suyo antes de inundar por completo su interior. Entonces oyó un fuerte click metálico por encima de su cabeza y se encontró con que Nadia salía repentinamente de encima de él. Confuso trato de incorporarse en la cama y se encontró con que su muñeca derecha estaba atada a la cama con una esposa plateada de policía. Miró a Nadia que estaba triunfalmente desnuda. Su cara mostraba una perfecta expresión de malignidad que resultaba tremendamente erótica.

- ¡Que zorra! -dijo David -sueltame, no tiene gracia
- Lo he pensado mejor -dijo ella triunfante por haber cortado el sexo justo antes de que David se corriera. Ahora su polla estaba dura, enrojecida e insatisfecha -creo que no me da la gana convertirme en tu fulana particular -declaró.
- Te lo advierto, sueltame -dijo David molesto.
- Lo haré, tranquilo -dijo empezando a vestirse- bueno no, creo que una vez que me marche, llamaré a la policía o a los bomberos para explicarles tu situación -dijo con un ademán.
- No tiene ni puta gracia -dijo David enfadado- has perdido, si tu palabra vale algo, tienes que hacer honor de ella.
- Tiene gracia que un cretino como tu hable de cumplir con la palabra. Lo he pensado mejor, que no vaya con Ricardo no quiere decir que no pueda irme de viaje igualmente.

La mente de David se do de bruces. ¿la había entendido bien? ¿pensaba irse de viaje igualmente, así de repente?

- No. Has perdido, tienes... -dijo David tozudamente.
- ¡No tengo que hacer nada! ¡Y mucho menos hacer lo que me digas tu! -declaró Nadia - Está decidido, me voy.
- No puedes dejarme aquí...
- Puedo y lo haré -le cortó Nadia- no me fío de ti, así que no voy a soltarte. Cuando esté lo suficientemente lejos llamaré a alguien para que te libere.
- ¡Eres una puta! -dijo David sentándose como pudo sobre la cama, no quedaba rastro de su erección.
- No es como si no lo supieras ya a estas alturas -dijo Nadia con mordacidad repitiendo las mismas palabras que le había dicho David.

Nadia recogió algo de ropa, su DNI, su cartera, su teléfono  y su pasaporte ante la mirada de furia de David. Este de vez en cuando la llamaba zorra y le juraba que se las pagaría. Ella le ignoró y antes de salir por la puerta le habló.

- La apuesta sigue en pie cielo. Si vuelvo, cosa que dudo, seré tuya, mientras tanto haré lo que me de la gana. Au revoir Bastard! (Adiós cabrón)

Y con eso cerró la puerta y salió a la aventura. Al contrario que su planificado viaje con Ricardo, este se le antojaba más excitante.

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viernes, 21 de junio de 2013

Adicto al Sexo: Las Violadoras (Parte 1)

Tumbado en el cesped del parque, Nicolas debía estar estudiando o al menos haciendo el intento de ello. En vez de eso, estaba tumbado tranquilamente en la fresca hierba mirando a las chicas pasar y a ratos acordandose del rápido polvo de la noche anterior en el baño de la discoteca. Recordar a esa zorrita se la ponía dura.

Aunque podría llamarla y estaba seguro que se dejaría hacer de todo, el pensaba que en la variedad estaba el gusto. Y si podía catar carne nueva, mejor que mejor. Ignoró los apuntes y dirigió su vista a un grupo de chicas que, al igual que el, pasaban de los libros de texto y charlaban animadas. El las miraba con su mejor cara de chico inofensivo. Por si no sabéis cual es esa cara, digamos que lo ultimo que piensas es que lo único que piensa es en follarte cuanto antes mejor.

- ¡Hola! -lo saludo una chica morena, las otras rieron como bobas.
- Hola -contestó Nicolas bajando la cabeza como si se avergonzase.
- No seas tímido y ven -le dijo otra con una risita.

¿Podía tener más suerte? Seguramente si, pero no iba a quejarse. Fingiendo estar avergonzado se levantó y cogió sus apuntes antes de ir con ellas.

- Sientate aquí, vamos -dijo una rubia de bote menuda de ojos marrones.
- Eso, sientate -corearon otras.
- Hola chicas -dijo Nicolas sentándose donde le habían dicho -¿como estáis?
- Bien -contestaron algunas- ¿Y tu? ¿como te llamas?
- Nicolas -dijo con un saludo de cabeza a todas

Cada una se presentó a si misma y después la chica morena que le había hablado la primera pasó a explicarle por qué le habían llamado.

- Tienes un problema -dijo la morena que se llamaba Natalia.
- ¿Tengo un problema? -preguntó Nicolas confundido.
- Si, veras -algunas chicas empezaron a reírse -pertenecemos a una hermandad. Y nos gusta divertirnos. Te vimos y pensamos... vamos a violarle

Todas estallaron a carcajadas y Nico rió con ellas. ¿Hablaban en serio? Les echó un vistazo y cada una a su manera era bonita y muy follable.

- No veo como va a ser eso un problema para mi -dijo entrando en el juego de ellas que claramente estaban bromeando, si por el fuera.... -un montón de mujeres hermosas -las piropeó

Todas volvieron a reír.

- Bueno, quizá es excesivo eso de que te violemos -dijo una chica menuda y de pechos enormes,
- Pero nos gustaría jugar un rato contigo -dijo Natalia poniéndole una mano sobre el muslo- ¿te apuntas?

Aunque la promesa de jugar con un montón de mujeres era más que tentadora, Nico lo pensó muy bien, quizá se estaban riendo de él o era solo una broma. Sin embargo una oportunidad así...

- Claro, ¿donde he de firmar? -bromeó y todas rieron.
- En ningún sitio, basta con que estés dispuesto a pasártelo bien -dijo Natalia.
- Y que tengas aguante -dijo la rubia teñida, lo cual hizo que todas se rieran.
- Ven a nuestro colegio mayor esta tarde, celebramos una fiesta especial -dijo Natalia, al parecer ella era la jefa del grupo.
- De acuerdo -contestó Nicolás encantado.

Tras intercambiar su teléfono con Natalia por unas señas, Nicolas estaba exultante y con una erección de caballo a la hora de comer. Pensó en aliviarse, pero como no sabía lo que le esperaba decidió que reservaría todo por si al final tenía suerte.

Media hora antes se presentó en el colegio mayor. Era una especie de residencia de chicas que compartían espacios comunes mientras estudiaban. Se las imagino todas juntas y revueltas y un escalofrio le recorrió la columna vertebral. Quizá su excitación le estaba nublando el juicio, pero no le importaba en absoluto.

- Llegas demasiado pronto -dijo la chica que abrió la puerta -pasa adentro.
- Mejor pronto que tarde -dijo Nico, recordaba a la chica de por la mañana, pero no recordaba su nombre.

Lo condujo a una salita amplia con multitud de sofás y una gran tele de plasma, allí había otras chicas que lo saludaron entusiasmadas. Había un par de chicos alli que por el aspecto que tenían, habían sido seducidos por la idea de juegos eróticos y sexo por una horda de jóvenes desbocadas.

- Esperamos a Natalia -dijo una de ellas.

Intentó hablar con ellos pero no lo consiguió. Todas las mujeres parecían compinchadas en el mismo complot, por momentos pensó en excusarse para ir al baño y escapar por una ventana. Entonces llegó Natalia, Nico casi se atraganta con su propia saliva, estaba completamente desnuda.

- ¡¡Ropa fuera!! -gritó como si de un grito de guerra se tratase.

Las mujeres a su alrededor rebulleron y gritaron. Saltaron de sus asientos y en algún lugar se encendió un equipo de música que inundó la estancia de guitarras eléctricas. Algunas ropas como jerseis y chaquetas volaron por los aires enseguida. Las chicas bailaban y se desnudaban. Miró a los otros dos que tenían los ojos como platos y no sabían donde mirar. Nico estaba seguro que él tenía la misma cara de asombro.

Una chica le pidió en medio del tumulto que le quitase la camiseta, en cuanto se la sacó otra ya estaba pidiéndole lo mismo. Perdió la cuenta de cuantos sujetadores desabrochó y cuantas bragas tuvo en las manos. Su polla estaba dolorosamente dura.

Desnudas siguieron bailando al son de las guitarras eléctricas, algunas se restregaban y bailaban de modo obsceno, otras bromeaban juntando los pechos o dándose palmadas en el trasero. Otras son embargo insistían en bailar y frotarse con él. De repente la música bajó un poco y Natalia hablo para hacerse oir.

- ¡Bienvenidas a todas! -dijo en voz alta para hacerse oir, todas rebulleron y gritaron -¡antes de empezar a estresarnos con libros y exámenes, tenemos que desfogarnos, señoras! -todas volvieron a gritar encantadas- ¡para eso vamos a seguir con las tradicionales fiestas de nuestra hermandad! ¡¡VIVAN LAS VIOLADORAS!!
- ¡¡VIVAN!! -rugieron todas.
- ¡Ya tenemos a nuestras victimas! -dijo Natalia cuando callaron- así que... ¡A POR ELLOS!

Nico retrocedió ante sus palabras. ¿Donde coño se había metido? Una vorágine de manos, pechos y piernas se movió a su alrededor. Le inmovilizaron contra el suelo de pies y manos. Aunque el fuese mas grande y corpulento que ellas, el número jugaba en su contra. Multitud de manos se pasearon por todo su cuerpo. Tiraban de su ropa y le decían cochinadas. Aunque asustado, también estaba excitado. Así que cuando su ropa fue arrancada de su cuerpo, su polla apuntaba a lo alto firme como un soldado.

- ¡Bien chicas, ya estan desnudos! -dijo Natalia haciéndose oír -¡ahora dejemosles que se recuperen del susto!
- ¡Este no lo necesita! -dijo una menuda pelirroja a su lado- ¡está empalmado! -todas rieron  y le miraron con ojos golosos.

Lo soltaron y pudo ponerse en pie. Entre todas apiñaron juntos a todos los chicos. Eran cuatro en total y todos parecían igual de recelosos que el. Uno de ellos se tapaba la entrepierna colorado como un tomate.

- En fila muchachos -dijo Natalia como si de un sargento se tratase.

Nicolas se colocó tercero en la fila de cuatro y miró como Natalia se acercaba. Si la polla se le pudiese haber puesto mas dura, lo habría hecho. Nunca jamas en su vida había visto tanta teta y tanto coño. De todos los tamaños, los pezones variados. Coños morenos, pelirrojos y rasurados, peludos. Por un momento se vio en el paraíso, pero solo hasta que Natalia hablo de nuevo.

- ¡¡Firmen!! -gritó haciendo que sus pechos botasen.

Todos cuadraron hombros y miraron al frente mientras las mujeres los rodeaban y reian.

- ¡Que obedientes! -dijo provocando las risas de todas- ¡Y mirad! ¿habeis visto esos penes? Hummm.... todos bien duros...
- ¡A ver cuanto duran! -dijo una mujer alzando la voz, provocando gritos y risas.

Natalia pasó delante de Nico y le miró la polla un segundo antes de guiñarle un ojo en señal de aprobación. Se sonrojó como un muchacho.

- Antes de nada, tenéis que competir -dijo Natalia dirigiéndose a ellos. El silencio se hizo a su alrededor y todas escuchaban las palabras de su jefa -el que gane, será el el violado de las más veteranas, el que quede en segundo lugar hará lo propio con las de tercero... y así sucesivamente ¿lo habéis entendido?

Ninguno contestó y ella les gritó con voz de sargento

- ¡¡QUIERO OÍR UN, "SEÑORA SI SEÑORA"!!
- ¡Señora, si señora! -gritaron todos, Nico el que más.

Su mente funcionaba a toda velocidad y decidió que llegaría hasta el final y que si podía elegir, quería que lo violase Natalia. Ella era la jefa, llevaba la voz cantante y por el modo en que se pavoneaba debía ser una autentica fiera. Por narices tenía que ser una veterana, y eso sognificaba que tenía que ganar la competición fuera como fuera.

- Dana, la cinta métrica -dijo dirigiendose a alguna de las mujeres.

La susodicha trajo una cinta amarilla de costurera y se agachó a medir sus pollas. Natalia se paseaba si alrededor con una sonrisilla malvada.

- ¡Uuuhhhh, 16,2 centímetros! -dijo tras terminar con el primero que estaba tan empalmado como Nico, todas aullaron y sus ojos se perdieron en el mar de pechos.

El siguiente no estaba tan duro, su polla estaba tan solo semi erecta así que ella se le quedó mirando con una sonrisilla. Nico no entendía como no estaba empalmado por completo.

- ¡Vamos, tocate! -dijo una.
- ¡Eso! ¡Eso! -gritaron muchas.
- ¡Te queremos palote! -se atrevió a decir otra, había tantas chicas que Nico no sabía quien hablaba.
- Ya has oído el clamor popular -dijo Natalia dirigiéndose a el personalmente.

Animado por la multitud, el empezó a tocarse. Todas rebullieron y se agitaron. Nico desvió la mirada, no quería ver a otro tio tocándose así que se concentró en mirar a las mujeres deshinibidamente desnudas a su alrededor. Sabía que era imposible, pero le encantaría meter su polla en cada uno de esos coños, al menos una vez. Las mujeres voceaban al compás de la paja hasta Dana, la portadora de la cinta métrica se agachó y le midió el pene.

- ¡Ummm, vaya vaya 18,1 centímetros! -dijo exultante

Algunas aullaron y silbaron claramente impresionadas por la longitud. Nico resopló, en eso no iba a ganar. Dana se acercó a el y se arrodilló. Por un momento imaginó que iba a hacerle una mamada. Las manos cálidas y menudas le sujetaron el pene con maestría experta. Se la agarró por la parte posterior y colocó la cinta métrica desde la base hasta la punta. Le sujetó la cinta al glande y miró los números.

- ¡Mmmmmm, 17,8 centímetros! -dijo Dana poniéndose en pie.

Las mujeres volvieron a aullar, reír y gritar. Nico vio como algunas se lamían los labios entre risas. ¿Había algo mejor para el ego de un tio que un montón de mujeres feroces deseosas de su pene?

- ¡Ohh vaya, 14,3 centímetros!

Las chicas rieron y animaron igual que si tuviese un rabo de 20 centímetros.

- ¡Nos gusta tu polla, numero cuatro! -dijo una a voces.
. ¡Si! -gritaron muchas otras.
- ¡Bien, pues cuatro puntos para nuestro número 2 y su pollón de 18,1cm! -dijo Natalia encantada -tres para el no menos impresionante numero 3 con 17,8 cm y dos y un punto para el numero 1 y el numero 4, respectivamente!

Las mujeres aplaudieron y silbaron. El miedo se había disipado del cuerpo de Nico y estaba deseoso de saber qué pasaría ahora.

- ¡Segunda prueba! -dijo Natalia en voz alta y después se dio la vuelta y le habló a ellos- en esta tendréis que esforzaros más -les guiño un ojo.

Cuatro mujeres salieron de la multitud y se colocaron en fila, todas eran rubias y todas iban rasuradas.

- Debéis demostrar los diestros que sois complaciendo a una mujer -empezó a decir Natalia- para ello tendréis que.... ¡comerles el conejo a estas señoritas!

Nico ya reía con ellas contagiado por el ambiente festivo y desenfrenado.

- Eliges tu, 18cm -dijo dirigiéndose al numero 2- el las miró a todas y cogió a la que tenia los pechos mas grandes -ahora tu, numero 3.

Nico dio un paso adelante y cogió a la mas menuda de todas, ella le dio la mano y se lo llevó a uno de los sofás. La muchacha, de brillantes ojos azules se tumbó cómodamente y abrió las piernas. Cuando los otros dos eligieron y se acomodaron, el resto de mujeres los rodearon. Natalia se alzó de nuevo entre la multitud.

- ¡Bien chicos! Vuestra misión es hacer que ellas se corran.  Así que, preparados, listos... ¡Ya!

Nico consciente que debía hacerlo bien, no se lanzó desesperado a por su coño, primero le dio un fuerte y apasionado morreo, bajo por sus pechos y se los mordisqueó mientras acariciaba muy suave su coño. Para cuando bajó la boca, ella ya estaba húmeda. Lamió y succiono, jugó con el clítoris, recorrió cada pliegue. Ella jadeaba de gusto. Aceleró las lamidas y comió de esa almeja sin pensar en el mañana.

Como si lo hubiese calculado, ella se retorció y gritó bajo su boca. Nico siguió comiendo hasta que se calmó por completo.

- ¡Habeis visto que rapidez! -dijo Natalia haciéndose oír a la multitud de silbidos que habían empezado cuando la chica había empezado a gemir- ¡parece que el numero tres es un verdadero devora almejas! -dijo encantada.

Se quedó allí sentado, contemplando a las mujeres que lo miraban con lujuria y diversión. observó a los otros como si de una peli porno se tratase, todos lograron su objetivo mas o menos bien, incluso vitoreó cuando la ultima empezó a gemir y gritar. Su polla estaba a punto de estallar, pero procuró no tocarse. Tras eso los reunieron de nuevo a los cuatro y las cuatro rubias se reunieron con Natalia, empezaron entonces a cuchichear. Tras unos instantes de debate, rompieron el circulo y Natalia hizo callar a todos.

- Tras deliberar y comparar el placer que han sentido por la lengua de estos hombres, hemos decidido, otorgar la máxima puntuación, por... un dominio de la lengua espectacular, una atención a los detalles sublime y un control del tiempo inmejorable a....  ¡el numero 1, al que le daremos un 10!

¿Qué? Se oyó decir Nico mientras las mujeres vitoreaba. El había acabado antes y ella había gemido como la que más. No pudo ocultar su enfado.n

- Por un manejo de de los labios exquisito, damos un 8 a... ¡el numero 4! -los vítores crecieron tanto como el enfado de Nico- ¡y un cinco a nuestros números 2 y 3! Para que veáis que tenerla grande....
- ¡No lo es todo! -corearon todas las mujeres en lo que parecía una broma privada.

Nico se rebuyó furioso. Echó mentalmente la cuenta y eso le dejaba con 8 puntos, en ultimo lugar.

- ¡Ultima prueba! -anunció Natalia -Poneos en fila y dirigios cada uno a una de estas habitaciones, una vez dentro cerrad los ojos y esperad-dijo dirigiéndose a todos.
- ¿Que hay? -preguntó el numero 2,
- ¡Ohh, ya lo veras! -dijo misteriosa.

Nico se colocó frente a la primera puerta, no quería esperar, estaba molesto y su polla estaba bastante mas blanda después del mazazo. A la señal, entró en el cuarto que estaba completamente a oscuras y se quedó quieto y esperó. Unos instantes después la puerta se volvió a abrir y unos pasos se dirigieron a el por detrás. Una mano suave y pequeña le sujeto el hombro y a tientes buscó su cara. Después unos labios le besaron.

Sin decir palabra esos labios descendieron a oscuras por su cuello y por su pecho, recorrieron su estómago y tomaron su polla casi blanda entre los labios. Nico gimió en voz muy baja cuando sintió la acompasada succión en el glande. Poco a poco la mamada se hizo más profunda, él buscó con la mano un sitio donde sujetarse y terminó apoyando le espalda contra lo que le pareció que era un armario.

La boca cálida y sedosa, subía y bajaba por su polla, unas manos juguetones jugaban con sus testículos. La saliva de la desconocida lo empapaba todo. Nico se relajó y disfruto de la mamada. Ya que iba ultimo pensaba disfrutar plenamente de esto por un buen rato. Sin ver, imaginó que era Natalia con su desparpajo quien se la comía con ansia. Porque ahora cada chupada era desenfrenada y potente.

Una mano agarró su base y empezó a estimularle. Nico gimió bajo por el placer que sentía y se permitió empujar las caderas contra aquella boca que impasiblemente chupaba sin parar y sin emitir palabra. Tras un rato, las chupadas se hicieron desesperadas y se concentraron en su glande. La mano se movía frenética por su mango.

Retrasó el momento cuanto pudo y finalmente se corrió en la boca de la desconocida. Le inundó la garganta con su semen caliente y ella lo chupó todo. Antes de recuperar el aliento, ella ya se dirigía hacia la puerta, la silueta se perfiló unos instantes y después desapareció con un portazo.

La luz volvió de repente y una mujer morena entró en el cuarto y le tomo de la mano.

 -La competición ha terminado, sigueme -dijo con una sonrillisa viciosa.

El se dejó que lo llevase. Subieron unas escaleras y torcieron por un pasillo. Justo en la tercera puerta entraron. Nico entró y la muchacha cerró a su espalda. Se fijó entonces en que la habitación la ocupaban varias mujeres que le sonreían y le dirigían miradas mas que interesantes. Una voz habló a su izquierda.

- Bienvenido -dijo la voz de Natalia.

Su polla empezo a despertar.

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jueves, 20 de junio de 2013

La Vuelta al Mundo X: La Apuesta

Dicen algunos poetas, escritores, filósofos y entendidos que el orgullo del hombre es su perdición. Una piedra que se encuentra siempre en el camino pero que rara vez vemos, ya sea porque estamos demasiado ocupados contemplando nuestra propia nariz o porque las ansias de avanzar no nos dejan verla. Nadia no pensaba de ese modo, el orgullo en si no era malo, es más podía motivar a la gente a hacer cosas increíbles. Lo malo, según ella, era el delirio de orgullo. Este era el monstruo que no nos permitía ver nuestros propios límites.

Nadia dormitaba en una especie de vigilia entre el sueño profundo y la consciencia plena. Notaba los cálidos rayos solares acariciar la piel  de su espalda y era consciente de las sabanas enredadas desordenadamente alrededor de su cuerpo. El pelo rubio debía de estar desordenado sobre la almohada y su boca de labios llenos y rojizos expiraba muy lentamente el aire de sus pulmones.

A su lado, un cuerpo masculino completemente despierto, la observaba con la cabeza apoyada sobre una mano. Esos ojos verde bosque la observaban en silencio. Primero se fijaron en su boca de labios llenos y rojizos. Un recuerdo de esa boca alrededor de su miembro turbó al hombre por un instante que no pudo evitar respirar fuerte. Sus ojos se movieron después hacia la forma delicada de su mentón y su cuello de cisne. Recorrieron la linea de su espalda bañada por el sol y trataron, sin éxito, de ver a través de la sábana blanca que tapaba su desnudez.

El cuerpo de Nadia era largo, sus extremidades eran delgadas y su piel era pálida y muy suave. Era un cuerpo puro, sin lunares, manchas, ni peca alguna. Todo en ella era suave y delicado. Su pelo era rubio y sedoso y su cara de ángel. Sus pechos eran pequeños, redondeados, tersos y coronados por unos pezones pequeños, rosados y muy excitables.

Sin poder contenerse el hombre al lado de Nadia alargó la mano y con la punta de los dedos recorrió el hombro de la mujer. Trazó círculos suaves observando si su sueño se perturbaba y siguió una linea hacia donde comenzaban sus pechos. Se detuvo ahí un instante para después, con sumo cuidado, deslizar la sábana blanca de algodón hacia abajo. Un seno quedó al descubierto.

El hombre se lamió los labios como si desease probarlo con la boca, pero en vez de eso lo acarició suavemente con la punta de los dedos, trazando círculos concéntricos. Enseguida el rojizo pezón cambió el perfil de aquel pecho, volviéndolo afilado. La suave punta sobresalía pequeña y dura en medio de la redondez.

- Voy a fingir que sigo dormida David -dijo Nadia en voz baja, apenas susurrando.

David sonrió en silencio y siguió con el juego. Se acomodó mas cerca de ella y siguió con sus caricias en su seno. Sabía que esta vez, ella le dejaría hacer, pero no siempre era así. De hecho ella se negaba constantemente a entregársele por completo. La culpa la tenía él, muy a su propio pesar, el mismo le había dicho que lo suyo no era serio, que solo se divertían y que no habría exclusividad. Lo que no sabía era cuanto le iba a joder que ella fuese tan libre como él.

Descubrió el segundo seno y movió el cuerpo de Nadia hasta tenerlo boca arriba en la cama. Ella seguía relajada, como si durmiera. Deslizo la sábana hasta su ombligo. La luz que entraba por la mañana bañó su vientre liso y elegante y ambos pezones se elevaron impasibles sobre la redondez de sus pechos. Colocó ambas manos sobre sus costados y sus manos morenas y algo velludas le parecieron feas en comparación contra la lisa y pura piel femenina. Las deslizó hacia arriba con deliberada lentitud e hizo que escalaran esos dos pequeños montes.

David soltó el aire que había retenido en sus pulmones al apresar sus senos. Eran quizá, demasiado pequeños para sus manaza. Aun así los encontraba llenos y perfectos. los apretó muy suavemente, tomando consciencia de su tacto y densidad. ambos pezones quedaron apresados entre sus dedos gruesos. Ella emitió un gemido apenas audible. Emocionado por su reacción, David los masajeó.

Al ver que Nadia sonreía muy levemente, David acercó su boca el  pezón derecho, sopló delicadamente y lo tomo entre sus labios. el contacto con esa piel rugosa le hizo excitarse. Uso la lengua en el, estimulándolo de todos los modos que se le ocurrieron, succionando, lamiendo, chupando... Levantó la vista un instante y vio los labios entreabiertos emitiendo jadeos silenciosos. Emocionado repitió cada caricia en el otro pecho antes de dejar un camino de besos húmedos por su vientre.

Deseoso de más, tiró de la sábana hacia abajo, dejándola desnuda y expuesta. Sus largas piernas escondían la feminidad de Nadia de su vista. El pubis, era apenas un montículo suave y libre de bello, David lo besó y lamió antes de tomar una pierna con cada mano y abrir la puerta a su paraíso personal. Su pene se tensionó ante la estampa completa de su desnudez.

Su sexo, al igual que el resto de ella, era de curvas delicadas y suaves,  bello y cálido. Los labios mayores eran llenos y de curvas elegantes, tan pálidos como el resto de su piel. Los labios internos, por el contrario, eran  puramente rosados, limpios y simétricos, como los pétalos de una flor en la fase más hermosa de su desarrollo. Todo este conjunto estaba coronado por una perla encapuchada que tenía el tamaño de una bolita de anís. A David se le hizo la boca agua.

Con lentitud abrió un poco más las piernas largas y suaves de Nadia y las acomodó en el mullido colchón. Su sexo, como si lo controlase el mismo resorte, se abrió con ellas. La entrada de la vagina parecía estrecha y escondida, como si jamas hubiese sido profanada. Esa carne ofrecía un aspecto virginal perpetuo al igual que el minúsculo ano, que encajaba perfecto en el resto del conjunto, como una leve sombra, igual de suave y delicado que el resto.

David lamió la yema de sus dedos índice y corazón y deslizó la humedad desde el pubis hasta el perineo. Bajó la cabeza y siguió el mismo camino dejando besos empapados. Usó la punta de la lengua para provocar suavemente la entrada a su interior y aprisionó su clítoris con pasión entre sus labios. Nadia arqueó la espalda y gimió echando la cabeza hacia atrás. David aceleró sus caricias y comió de entre sus piernas mientras sus manos aferraban sus pechos.

Nadia jadeaba, su voz, al contrario que la de muchas mujeres no era chillona, aguda y estridente. Tenía una voz gutural y seductora que sonaba aun mas deliciosa cuando se debía a la excitación y al sexo. Jadeaba suavemente al compás de la lengua de David que se colaba por su vagina mientras sus labios aprisionaban su sexo mojado. Sabiendo que la provocaría y la haría sobresaltarse, David dirigió la punta de la lengua a su ano suave y apretado. Tal y como esperaba, ella dio un gritito de sorpresa y su cuerpo se sacudió por la sorpresa antes de relajarse de nuevo.

David lamió esa parte de ella también, la piel ligeramente mas oscura y unos pliegues minúsculos concentrándose en el punto, ahora cerrado, de su apertura. Deslizó su lengua plana y humedecida en dirección norte, como un devastador tsunami que chocó violentamente con el faro encendido de su clítoris y que murió en la placidez de su pubis. Se fijó entonces en el aspecto de ella tras su esfuerzo.

El pecho subía y bajaba con rapidez debido a la excitación, su boca estaba húmeda y entreabierta, más roja que de costumbre, seguramente se había mordido los labios. Sus senos redondos, pálidos y tersos, coronados por dos joyas perfectas. Y su sexo empapado y algo enrojecido por la fricción de su barba y por sus lamidas. Aun empapado seguía teniendo ese aspecto impoluto y delicado del que nunca ha sido penetrado.

No era el caso de ella en absoluto, que había tomado tantos amantes como había querido, sin preocuparse de otra cosas que no fuera disfrutar da cada experiencia. Si su aspecto tuviese que ver con la actividad que recibía, ella tenía que verse usada y algo dada de si. Sin embargo, ella siempre parecía pura, cada nuevo encuentro que David tenía con ella, era como si la desvirgase de nuevo.

- No puedo quedarme mucho -dijo Nadia al ver como David se incorporaba de entre sus piernas para colocarse de modo que pudiese penetrarla.
- Será un momento, acabaré enseguida -dijo el de rodillas entre sus piernas abiertas y masajeando suavemente su pene erecto.
- Que buen amante  -ironizó Nadia- se nota que te preocupas por el placer de las mujeres a las que te follas.

David la miró enfadado. Aunque ella por fuera pareciese pura y delicada, por dentro era como un ciclón que lo arrasaba todo y su lengua podía ser cortante como una navaja de afeitar..

- Deberías preguntárselo a ellas -respondió en de vuelta- pero no creo que tuvieses vida suficiente para entrevistarlas a todas.
- ¡Ja! Siempre has sido un presuntuoso y un fanfarrón -dijo molesta por su comentario.
- Es la verdad -declaró David con una sonrisa presumida- pero aun así sigues viniendo a por tu dosis de esto -dijo agarrándose la polla y acariciando su sexo con ella.

Nadia sonrió maliciosamente pero se calló, David tenía parte de razón. Le gustaba acostarse con él aunque fuese un cretino integral y no podía negar que en lo que se refería al sexo, era un verdadero dios. Otra cosa era su persona, en eso dejaba mucho que desear.

- No presumas tanto -le contestó Nadia picada- tu también vienes a por tu dosis. Además no creas que no me doy cuenta de la fascinación con la que me miras y como te jode cuando estoy con otros y paso de ti.

David se puso serio por un instante pues sabía que ella tenía toda la razón, pero logró recomponer su fachada enseguida.

- Todo lo hago para follarte -declaró poniendo mucho énfasis en la ultima palabra..

Nadia alargó la mano de repente y sujetó su pene casi con fuerza. Al contrario que el resto de David, que era realmente guapo y varonil, con músculos definidos, su polla era tosca y fea. Se curvaba demasiado hacia arriba y tenía un color demasiado rojo en la punta. El glande era muy chato y demasiado redondeado. Además, había demasiada diferencia de grosor entre la base y la punta y encajada entre los salvajes vellos de su entrepierna, tenía un aspecto aun mas horrendo. Sin embargo, no podía negar lo bien que la usaba.

- ¿Y a que coño estas esperando? -le dijo Nadia con un desafío que rayaba la agresividad.

David rió bajo y con maldad, se agarró el duro mástil y apuntó a la escondida abertura de su vagina. Por un instante contemplo el contraste entre su polla, dura, enrojecida y ruda con la suavidad, la palidez y la pureza de aquel coño. La imaginó virgen y casta. Imagino que ella nunca había recibido la caricia de la erecta masculinidad en su interior y también se imaginó a si mismo como el primero que conocería ese paraíso apretado. Que sería el primero en estacar su bandera hasta el fondo. Movió sus caderas con medida maestría y se clavó hasta el fondo en ella.

- ¡AHHHHHH! -gimió ella echando la cabeza hacia atrás y arqueando la espalda.

David se quedó allí, empujando con fuerza totalmente enterrado en ella. Estaba gloriosamente apretada, como si de verdad fuera una virgen y no una diablesa.

- Te gusta que te la clave fuerte ¿no es cierto? -le dijo malicioso al oír su gemido, a David le excitaba controlarla.
- Y a ti te gusta decir gilipolleces cuando se supone que deberías estar follandome -le dijo ella para provocarle - ¿no es eso lo que ibas a hacer, eh, follarme?
- Pídeme que te folle -le dijo él con un tono autoritario y posesivo, apresándola por las caderas para que no escapase.

Nadia se rió en voz alta. Era una risa autentica y fresca y en el fondo algo malvada también. De repente se puso sería y su semblante no podía ser más suplicante y desesperado. Abrió los labios, esos labios gruesos y rojos que no necesitaban carmin y soltó el aire de una manera que habría hecho caer de rodillas aun bravo guerrero.

- Fóllame -pidió con un hilo anhelante de voz pero después añadió de forma perfectamente clara y altiva -y demuéstrame que estás a la altura de los otros. ¡Follame, vamos! ¡Demuestrame la clase de hombre que eres! -sin parar, gritó- ¡FOLLAME! ¡PARA DEJAR DE SER EL ÚLTIMO EN MI LISTA DE PRIORIDADES! ¡¡¡FOLLAM...!!

Enfurecido por sus palabras y porque su intento por tomar el control de ella había fracasado, David se lanzó sobre ella y le tapó su sucia boca con un beso agresivo y feroz a la vez que empezaba a bombear con fuerza dentro de ella. Ella gimió contra su boca, pero él no se detuvo, ni soltó la presa de sus labios. No iba a dejarlo así, no iba a dejar que lo ningunease y lo tratase como a uno cualquiera de sus amantes, no iba a dejar que Nadia pisotease su orgullo.

Movió sus caderas sin parar contra ella. Su sexo virginalmente apretado se abría a cada embite. Su cuerpo producía un fuerte chasquido al chocar contra el de ella. Sintió las manos de Nadia en su espalda, bajando hacia su trasero. Ella le apretó las nalgas con fuerza y tiró hacía si pidiendo más. El siguió clavándose en ella impasible.

- ¡Eso es, cabrón! -susurró ella liberándose de su boca- no era tan difícil ¿verdad?
- ¡Eres... una.... zorra! -gruño David acompañando cada palabra con una fortísima estocada para con la ultima quedarse dentro de ella. Nadia se arqueo extasiada con cada una de ellas. La aprisionó debajo de si mismo, rodeándola con sus brazos y empalándola.
- No me tires de la lengua -le advirtió ella apresada bajo él, sus bocas demasiado cerca, sus alientos mezclándose, notaba como David la aplastaba y la llenaba por completo, volvía a mirarla fascinado pero aun enfadado por sus palabras. -no soy como esas otras niñatas y mujerzuelas que traes aquí para satisfacerte y que quedan conformes con el medio polvo que les echas -él la miró mas enfadado y ella añadió -ahora dame lo que necesito.

David se retiró de ella por completo para volver a clavársela de una estocada.

- ¡DIOSSSSSSSSSSSSSS! -gritó Nadia.

Fue exactamente como la primera vez. Deliciosamente apretado. Se incorporó de rodillas y le agarró las piernas abiertas en lo alto. Entonces la penetró con fuerza y sin descanso mientras fijaba su vista en la parte donde ambos se unían. La visión era casi sacrílega. Ese sexo perfecto y delicado siendo profanado por su miembro una y otra vez, sin descanso.

Nadia gemía y apretaba los ojos por el placer. Cuando David no se comportaba como un gilipollas tenías sus momentos. Desgraciadamente para ella, tenía que aguijonearle su orgullo con saña para obtener lo que quería de él y aun así el se resistía como gato panza arriba. El gruñía y su cara estaba plenamente concentrada en penetrarla. Lo hacía con maestría, obteniendo el máximo placer y estímulo de cada estocada.

Súbitamente David se colocó las piernas de Nadia sobre sus hombros y apoyó las manos a cada lado de ella. El chasquido de sus cuerpos chocando se mezclaba con el ligero chirrido de la cama debido al movimiento potente de David. Ella adoraba tener esa polla horrenda enterrada dentro sin descanso, dándole un placer sublime, doblegandola. Ella le acarició los brazos en tensión lo máximo que le permitía la postura, dandole a entender sin decir palabra, que se estaba rindiendo a él, que en ese momento en el que el placer la cegaba, era completamente suya.

Sin embargo, el ni siquiera se percató. Su orgullo estaba aguijoneado y solo quería demostrar lo hombre que era a base de fuertes y profundos golpes de cadera. Cuando David la dejó, Nadia bajó las piernas y le atrajo para besarle a la vez que explotaba en un orgasmo tan intenso que la hizo gemir y gritar contra su boca. La vista se le nublo y era incapaz de permanecer con los ojos abiertos. Su cuerpo tenía violentos espasmos que nacían entre sus piernas donde aun  sentía como David la penetraba con maestría a pesar de que su vagina palpitaba con fuerza dificultando su paso.

- Eso es...jadeó el con voz suave en su oído -córrete.

Nadia aferró primero la ropa de la cama pero ella necesitaba aferrarse a algo mas duro, mas real. Se aferró a un David exhultante, orgulloso de haber echo que se corriera de ese modo y que le dirigía una mirada triunfante mientras entraba y salía de ella. Le araño los hombros sin quererlo mientras La Petit Morte la consumía.

David se sentía a punto de estallar, estaba deliciosamente aprisionado dentro de ella. Nadia gemía y se sacudía descontrolada bajo el, bajo sus atenciones, bajo su follada. Ella tenía su premio y ahora el obtendría el suyo. Salió de ella de golpe. El súbito movimiento de sacársela le produjo una oleada de placer. Ella adivinó lo que quería y cuando el quedo erguido de rodillas se incorporó para tomar entre sus labios el duro mástil

- ¡OHHHHHHH! -jadeo de un modo gutural al sentir la suavidad y calidez de su boca.

Se permitió un vistazo de esos labios llenos rodeando su miembro. Sujetó su cabeza y se deleitó en la cadencia de la mamada. Era poderosa, juguetona y exigente. Finalmente se dejó ir dentro de ella. Las primeras gotas de semen la pillaron desprevenida, después la siguieron más. La boca de Nadia quedó inundada por su semilla cálida y amarga, ella sin embargo, seguía tomándola entre sus labios, con suavidad y fuerza, dándole el placer más exquisito que un hombre podía conocer.

Con espasmos irregulares y jadeos repentinos, David le dio de beber, trago a trago hasta la ultima gota. Ella bebió y trago mirándole a los ojos. David uso su mano, exprimiendose a si mismo, como si quisiese darle más a ella. En ese instante le daría cualquier cosa, le daría incluso fidelidad, pero solo en ese instante. Rendido, se tiró en la cama aun masajeando su pene con suavidad.

Nadia se tumbó a su lado pero mucho más arriba que el, el la miró desde abajo, seguía ofreciendo esa imagen de pureza. Se fijó en su sexo que tan solo presentaba un leve rubor por la fricción. Estaba seguro que si lo examinaba seguiría pareciéndole que nunca lo habían mancillado.

- ¿No te ibas? -le dijo él volviendo a ser el mismo tras el orgasmo.
- Veo que vuelves a ser un gilipollas -le contestó ella molesta.
- No podemos cambiar lo que somos, nena -dijo con cierta chulería.
- Tu desde luego no puedes evitar comportarte como un gorila estúpido cuando no estas mojando la salchicha -le insultó, parecía muy molesta.
- Y tu no puedes evitar gemir como una perra cuando te meto mi salchicha -dijo el dispuesto a no quedar por debajo pero rebajándose a si mismo.

Ella se incorporó enfadada.

- Veo que lo has pasado muy mal y no quieres que vuelva por aqui -dijo ella empezando a vestirse.
- Podría haber sido mejor desde luego -mintió David, el polvo habia sido increible y el final aun más.
- Desde luego, podrías habérmelo hecho como si no fuese tu patética primera vez -dijo ella con saña.

David se incorporó enfadado, ella no se doblegaba nunca y esa lengua no tenía piedad.

- ¿Por qué no te largas de una vez? -le dijo verdaderamente enfadado por su comentario.
- Tranquilo cielo, no me veras el pelo un un tiempo -declaro ella.
- ¿Vas a ir curarte esa mala baba que tienes? -dijo tratando de ofenderla como ella había hecho con él. No lo consiguió.
- No -dijo repentinamente feliz- me voy de viaje.
- ¿A donde? -preguntó extrañado.
- Oh, pues realmente me voy a todos lados, voy a dar la vuelta al mundo -aclaró mientras se calzaba.
- Si, hombre -rió David -¿y qué mas?
- Bueno, ya sabes que no tengo que darte explicaciones, pero....
- ¿Pero que? -dijo él callendo en su trampa.
- Me voy con Ricardo, ¿le recuerdas? -dijo mirandole a los ojos, en ellos brillaba una chispa de maldad. Los celos explotaron en su pecho pero no dijo nada- hace tiempo que anda diciéndolo y he pensado ¿por qué no ahora? Nada me retiene aqui.
- ¿Teneis limite de tiempo como Willy Fogg? -se burló David.
- Podría dar la vuelta al mundo en 80 días si quisiese -declaro ella y añadió- ¡podría hacer lo que me diera la gana y tu no podrías hacer nada por evitarlo!
- ¿Que apostamos a que has vuelto antes de terminar? -preguntó David poniéndose en pie frente a ella.
- Si yo gano... ya decidiré entonces lo que quiero-dijo Nadia sabiendo que a David le joderíano saber.
- Y si yo gano, se acabará el estar con otros hombres, seras solo mía.

Se sopesaron las miradas por unos instantes y entonces ella tendió la mano.

- Acepto -dijo desafiante y segura de si mima.

Y con esas palabras Nadia salió por la puerta. Bajo las escaleras satisfecha por sus ultimas palabras. Le vendrían bien al ego de David que creía que podía mandar en ella y portarse como un cretino. David empezó a vestirse nada más la oyó salir de su casa. Tenía que averiguar todo lo que pudiese sobre ese viaje para chafarselo y ganar la apuesta.

miércoles, 19 de junio de 2013

La Ama: Primera Lección

Lucía volvía de su café matutino. Sus tacones repiqueteaban el el suelo de linóleo del bufete. Su secretario le informó de que tenía una visita que le esperaba dentro. Lucía abrió la puerta y se encontró a Lucas hojeando un cuadro que colgaba de la pared izquierda de su despacho. Al oír la puerta abrirse se sobresaltó y se puso muy rígido.

Lucía le sonrió y le echó un amplio vistazo. Llevaba una ajustada camisa blanca, metida en unos pantalones ejecutivos azules oscuros. Usaba el mismo cinturón que la última vez que estuvo allí. Sus ojos color miel se encendieron al verla y dio un paso hacia ella para besarle la cara. Como si fuesen dos viejos conocidos que hacía tiempo que no se veían.

- Acabo de salir de una cita con...
- Lo se -le cortó ella -en realidad te esperaba -dijo con voz seductora.

El sonrió y se acercó a ella más para rodearla con sus brazos. Ella no se lo permitió. Aun tenía mucho que aprender y lo primero de todo era que era ella la que mandaba y el la complacía.

- Al suelo, de rodillas -dijo Lucía en su oído antes de apartarse de él.

Lucas ni siquiera se movió, la miraba confundido como si en realidad no recordase lo que había pasado hacía apenas unos días en ese mismo despacho. Lucía levantó una ceja y se cruzó de brazos, necesitaba que lo entendiese rápido.

- ¡Obedece! -dijo con voz autoritaria y levantar la voz -cuanto más tardes más duro será tu castigo.

Finalmente el se arrodilló con lentitud, había algo de rebeldía en sus ojos pero de momento no la seguía. Lucía fue hacia la puerta y echó el pestillo, después fue hacía la butaca de cuero que había tras el escritorio y se sentó con las piernas cruzadas sin tocar a Lucas pero pasando muy cerca de su cuerpo arrodillado.

- Te voy a enseñar la primera y única norma en esto -habló con voz suave, él la miraba muy atento -yo mando, tu obedeces. ¿Lo has entendido?
- Sí, pero...
- No hay peros -le cortó ella con suavidad -si te pido que saltes, preguntas ¿cuanto de alto? Y saltas. ¿Lo comprendes?
- Sí -dijo el con un asentimiento pero no se calló -pero...
- Esto no es un intercambio de favores Lucas, creí que quedó claro el otro día -le cortó ella algo enfadada - Acércate -ordenó.

Lucas lo hizo, andó  de rodillas hasta ella y Lucía se inclinó para capturar sus labios. Le dio un beso suave, sabía a hombre y a promesas de placer. Le asió el pelo con fuerza y mordió su labio inferior haciéndole recular. El la miró sorprendido y fascinado. Para calmarle ella lamió sus labios.

- Ahora desnúdate -le dijo al oído.
- ¿Aquí? -preguntó receloso.

Lucía le dirigió una mirada airada y el empezó a obedecer. Desabrochó primero los botones de su camisa, dejando expuesto un torso musculoso y velludo. Lucía se mordió los labios, era exactamente la clase de cuerpo que prefería. Después poniendose en pié, desabrochó el cinturón y desabrochó el botón y la bragueta antes de quitarse los pantalones. Lucía observó esas piernas fuertes, largas y salpicadas de vello oscuro, su mirada fue entonces hacia su entrepierna. Lucas se quitó tambien los boxers blancos que llevaba quedándose completamente desnudo delante de ella.

Su cara estaba colorada y paracía muy nervioso, como si temiese que alguien entrase de repente y le encontrase de esa guisa. La mirada de Lucía se enganchó en su miembro flácido. Aun en ese estado era grueso y magnífico. No podía esperar para verle erecto.

- No tienes permiso para tocarte -le dijo señalando su pene -solo te correrás conmigo y para mi -Lucas asintió- ahora date la vuelta e inclínate sobre la mesa.

Lucas lo hizo, se giró, asentó los pies en el suelo y apoyó las manos en la madera. Lucía se lamió los labios al contemplar ese delicioso trasero masculino. Sus testículos se veían entre la mata de pelo entre sus piernas.. Era fuerte y redondeado, justo como debería ser un buen culo. Se puso en pié y sin darle tiempo a reaccionar le dio una fuerte cachetada en la nalga. Después le dio dos aun más fuertes que restallaron en la habitación.

- Esto ocurrirá cuando no me obedezcas como yo quiero -dijo sentándose en el borde de la mesa a su lado, le dio otra cachetada más. Se fijó entonces Lucía en que su pene estaba erecto. No se había equivocado, tenía un pene magnífico y poderoso. Era grueso, sonrosado y encajaba perfecto entre sus piernas. Lucía se quitó la ropa interior, un tanga azul oscuro.

- Abre las piernas -le ordenó con suavidad, él lo hizo. Con deliberada lentitud ató su pene y sus testículos con la minúscula prenda. Su sexo se humedeció al sentir el contacto de la carne masculina y endurecida entre sus manos -colócate bajo la mesa.

El lo hizo sin rechistar. Su pene atado y duro se balanceó muy suavemente. Lucas se sentó bajo su mesa. Lucía complacida fue hacia la puerta y quitó el pestillo, después volvió a su mesa y se sentó para continuar con su trabajo, exponiendo su sexo para que Lucas, escondido y desnudo bajo la mesa, lo viese en primer plano. Cuando necesitó una pausa del papeleo se asomó bajo la mesa y agarró con suavidad la nuca de Lucas, atrayéndole contra su sexo. Él se dejó hacer y se dispuso a devorar la carne humedecida.

- Despacio -dijo Lucía suavemente antes de volver a su trabajo.

Lucas le lamió y beso el coño con delicadeza, la punta de su lengua húmeda se colaba entre sus pliegues y jugueteaba con su clítoris en silencio. La puerta del despacho se abrió de repente. Lucas no paró de lamerla lo cual la complació enormemente. En apenas diez minutos que duró la repentina visita, Lucas siguió con su silencioso masaje. Lamía, chupaba y besaba. El placer y el calor nacía entre las piernas de Lucía y se extendía por todo su cuerpo.

Llegó un punto en que el placer era tan exquisito que sus pezones estaban sensibles y endurecidos y todo su cuerpo desprendía calor.  Se recostó en la butaca y dejó que esa boca hiciese estragos en su coño empapado. Era dificil no gemir en voz alta e incluso el peligro de que alguien entrase y viese el espectáculo la excitaba más aún. Se fijó en que la dura polla de Lucas seguía completamente erecta lo cual le encantó.

- Mas rápido -le dijo deseando la bendita liberación de el orgasmo.

Lucas la obedeció de inmediato y comió con ansia. Lamía y chupaba con fuerza, como si le fuese la vida en ello. Chupeteó su clítoris e introdujo la punta de su lengua en la vagina de Lucía. la saliva empapaba su ya de por si mojado sexo. Un estremecimiento recorrió su cuerpo antes de que el placer se derramase salvajemente en olas infinitas. Lucía aferró la cabeza de Lucas con fuerza y sin miramientos, él la correspondió con poderosas lamidas que aumentaron el placer que sentía.

Le sujetó contra ella hasta que estuvo calmada y exhausta, solo entonces le soltó. Sus ojos de miel estaban llenos de lujuria contenida, Lucía sabía que estaba deseando follarla sin miramientos pero se contenía y eso la complacía enormemente.

- De pié -dijo apartándose para que pudiese salir.

Lucas salió de debajo de la mesa, con su pene duro atado con su ropa interior. Lucía fue hacia la puerta y cerró de nuevo el pestillo. Volvió a él y se colocó a su espalda. Rodeó su cuerpo masculino con los brazos e hizo que se acercase al escritorio. Besó y mordisqueó su ancha espalda y desató su pene y sus testículos. Colocó la ropa interior sobre la mesa, delante de Lucas y empezó a acariciar su miembro de arriba a abajo.

Él gimió muy bajo al sentir el contacto de sus manos. Lucía empezó a masturbarlo con una suave cadencia que poco a poco se volvió poderosa y apasionada. El gemía y sudaba, sus músculos se contraían y cuando Lucía supo que iba a correrse le apretó y aprisionó la base del pene con fuerza para evitar que el líquido se derramase. Lucas se apoyó en la mesa con las manos, conteniendo los gemidos de su boca, aún temiendo que alguien le oyera.

Lucía siguió apretando su pene y ni una sola gota de semen salió de su orgasmo. Volviendo a una cadencia pausada, soltó poco a poco el agarre, su polla seguía aun erecta e inamovible. Lucía tiró de su polla para girarle y cogió su ropa interior. Le ató de nuevo el pene y los testículos.

- Vístete y no te lo quites -le dijo apartándose en poco de él, buscó un trozo de papel y anotó en el una dirección. Cuando se hubo vestido, acomodando su erección, Lucía le guardo el papel en bolsillo del pantalón. Se inclinó sobre su pecho y le beso suavemente -te espero esta tarde a las 8:30, la dirección está en tu bolsillo.

Le besó de nuevo e incluso dejó que la rodease suavemente con sus brazos. El la besaba con los ojos abiertos, con una mirada fascinada y devota. Lucía se permitió tocar su cuerpo.

- No te masturbes, ni te lo quites -le advirtió -no llegues tarde y continuaré con tu educación.
- Gracias -susurró el.

Lucia le besó una ultima vez y le dijo que se marchara. Cuando cruzaba la puerta le dio una muy suave cachetada en el trasero. No podía esperar a esta tarde.

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martes, 18 de junio de 2013

El Amo: Sesión II

Nani se fijó en que su Amo la observaba embelesado. Miraba su culo con fijeza. Ella sabía que estaba deseando penetrarselo pero también sabía que no lo haría mientras no estuviese preparada para ello. Este tipo de detalles hacían que ella le adorase ciegamente. Sintió una mano aspera y algo ruda acariciarle las nalgas, sus ojos azules estaban encendidos. Quería algo y ella estaba deseando dárselo.

Su Amo se incorporó de repente, la sábana que tapaba su desnudez resbalo por su cuerpo hasta dejarlo expuesto. Nani contuvo el aliento al contemplar su cuerpo y su miembro que aun estando flácido era enorme. La tomó de las muñecas, se las sujetó por encima de la cabeza con rudeza y devoró ansiosamente sus labios. Nani gimió al notar su lengua explorar su boca. Fue un beso abrasador, en realidad todo él era abrasador. Abrió las piernas con la esperanza de sentir su pene rozarle la vagina.

- Eres una ansiosa -dijo el con una sonrisa malvada -eso me gusta -añadió mordiéndole los labios.

El Amo tiró de Nani hacia arriba y sujetó sus muñecas, unidas por encima de su cabeza. Sintió como una aspera cuerda las rodeaba y aprisionaba impidiéndole bajarlas. Nani quedó colgada por la manos, únicamente se sujetaba con las rodillas en la mullida cama. Su Amo se puso en pie frente a ella y le ofreció su pene flácido.

Ella deseosa y excitada ante la perspectiva de complacerle, lo lamió y lo provocó. Chupó sus testículos, dejando un rió de saliva. Empezó a sentir un cosquilleo en el clítoris de su sexo rasurado y como la humedad empezaba a mojar cada pliegue. Introdujo el blando falo en la calidez de su boca y con lentas y potentes chupadas hizo que cobrase vida entre sus labios. Su Amo le acariciaba la cara con ternura, disfrutando de la chupada... el también podía ser tierno.

Nani al ver la cara de placer de su Amo quiso ir más allá. Apretó los labios alrededor del recien hinchado tronco y sorbió como su chupase de una pajita. Entonces comenzó a sacar la descomunal polla de su Amo chupando con toda la fuerza de la que fue capaz hasta que quedó liberada de su boca con una potente chupetada que la hizo saltar.

- ¡OHHH!! -gruño su Amo complacido -otra vez, hazlo de nuevo Nani -le ordenó.

Ella volvió a tomar la dura verga entre sus labios hasta el fondo y de nuevo la aprisionó con toda la fuerza que pudo, chupó de esa deliciosa y gruesa pajita y volvió a sacarla de su boca con una lenta y potentísima chupada. Cuando el glande estaba apunto de salir, Nani usó su lengua para lamerlo a la vez que lo liberaba haciéndolo saltar de nuevo.

- ¡OHHHHH...OAAAHHHH! -gruñó su Amo más fuerte al notar el pequeño cambio en la felación -Eres magnifica, Nani -le dijo antes de volver a ordenarle que hiciera lo mismo.

Naini repitió esa caricia especial en la polla de su Amo tantas veces como él se lo pidió. Se sintió orgullosa de su misma al oír los gruñidos de placer de su Amo y en cada chupada variaba la técnica para provocarle más placer.

- Una última vez -dijo su Amo acariciándole la barbilla por la que empezaba a gotear saliva.

Aun con los brazos atados en lo alto y apoyada en sus rodillas, Nani tomó la verga de su Amo por última vez entres sus labios. Estaba mas dura que nunca, empapada de su saliva. Ella amaba ese glorioso miembro, era suave, duro e implacablemente enorme. Hecho para el placer y para el dolor. Lo introdujo en su boca tal y como lo hizo las otras veces, lo lamió con la punta de la lengua. Cerró el anillo de sus labios justo en la gruesa e inamovible base y succiono con fuerza justo antes de volver a retroceder hacia atrás. Su Amo ya empezaba a gruñir.

Nani al notar que llegaba al final del mango, en vez de terminar con una chupada, volvió a introducir el pene de su Amo en su boca sin dejar de succionar. Sin ni siquiera pararse a respirar volvió a sacarlo para volverlo a meter.

- ¡OH..... HOOOOHHHH... NANIIIII! -gruñió su amo al ver que ella seguía con su caricia intima como atrapada en un bucle interminable de entrada y salida de polla de su boca.
- ¡MMMMMMMMMM! -alcanzó a decir Nani, relamiéndose de gusto y mostrándole a su Amo cuanto le gustaba su sabor.

Tras una chupada muy fuerte Nani liberó la polla de su Amo de la presa de su boca, apretó con fuerza al glande antes de hacerla saltar de entre sus labios. Su Amo gruñió como un oso, mirando al techo con los ojos cerrados. Nani contempló su obra. El miembro de su Amo nunca había estado tan duro y enrojecido. Parecía apunto de estallar. Juraría que incluso palpitaba. Cuando él la miró, lo hizo con una lujuria descontrolada, sus ojos azules chispeaban malévolos.

- Esta ultima vez... casi haces que me corra en tu boca -le dijo arrodillándose frente a ella.
- Me gusta tragar tu semilla -declaro Nani con sinceridad y él la beso muy suavemente y con ternura en los labios.

Nani sintió  los dedos de su Amo de repente hurgando en su coño.

- Estas empapada -le dijo el riendo.
- Gracias a ti -le contestó ella entregada.

Su Amo se tumbó y acomodó semi acostado en la cama debajo de la atada Nani. La dura verga a punto de entrar en ella de nuevo.

- Cabálgame Nani -le ordenó su Amo.

Con los dedos su Amo colocó la punta de su polla en la entrada de la vagina de Nani y ella solo se dejó caer para clavarse en ella. Gimió.

- Eso es, disfruta -le dijo su Amo suavemente -clava te en ella.

Nani cabalgó como una amazona. Apoyada de rodillas en la cama y con los brazos atados sobre su cabeza, subió y bajo su cuerpo alojando la inmensamente dura masculinidad de su Amo en su interior palpitante. Se notaba a si misma ansiosa... ansiosa de rabo. Su Amo descansó plácidamente mientras ella empalaba una y otra vez.

Llegó un punto en el que no podía parar, estaba frenética y no reprimía sus gemidos de placer. Su Amo la animaba y le pellizcaba el trasero y los pezones gozando de la cabalgada. Nani sentía los testículos en su trasero y como la punta del pene le golpeaba en el fondo de la vagina produciéndole un placer doloroso. Sin embargo ella siguió cabalgando hasta que estuvo a punto de correrse, pero se contuvo con todas sus fuerzas pues él no le había dado permiso.

- No... puedo... estoy a punto... Amo -dijo conteniendo el placer que luchaba por extenderse por su cuerpo.
- Córrete, no te reprimas... sigue clavandotela -le gruñó su Amo.

Inevitablemente Nani se corrió mientras se empalaba con fuerza y a un ritmo frenético. Su vagina se contrajo con espasmos irregulares y devastadores. No paró de moverse y un segundo orgasmo aun más potente siguió al primero haciéndola temblar de arriba a abajo.

- ¡No pares! -le ordenó su Amo al ver su descontról.

Nani se recompuso y siguió cabalgando con fuerza a pesar de los espasmos de placer, sintió entonces como su coño quedaba inundado de semen caliente. A cada cabalgada un chorro mojaba su interior. su Amo la sujetó por las caderas y le imprimió un ritmo duro y frenético.

- ¡Exprímela toda! ¡Saca hasta la ultima gota! -gruñó su Amo poseído por el orgasmo.

La polla de su Amo entraba más fuerte impulsada por sus caderas y solo se detuvo cuando el quedó exhausto. Nani contempló a su dueño bajo ella, una fina capa de sudor cubría su cuerpo duro y masculino. El pelo rubio se pegaba a su cuero cabelludo y la cara de placer era infinita. Su Amo desató sus muñecas y la acunó sobre su pecho. Nani sintió su corazón acelerado dentro de su pecho y el agradable olor del sudor limpio embriagó sus sentidos. Aún seguía estacada en el cuando sucumbió al sueño.


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Índice - La Vuelta al Mundo X

Nadia no tiene miedos ni límites, le encantan las aventuras y el sexo desenfrenado. Con el motivo de una apuesta y emulando William Fogg dará la vuelta al mundo por sus propios medios.

Para ello se valdrá de su desparpajo, su cara dura y su cuerpo. Vistará lugares increibles y echará polvos únicos. Descubrirá  y tendrá numerosos amantes que la ayudarán en su apuesta y usará sus habilidades para superar los obstáculos.

Sigue a Nadia en su increible y caliente aventura alrededor del globo ¿conseguirá su objetivo de dar la vuelta al mundo?

Índice de Contenido

1 - La Apuesta
2 - Au revoir, Bastard! 
3 - A la mar
4 - El voyeur 

Indice - La Ama

Lucía es una mujer independiente y segura de su misma, tiene un trabajo que adora y en la intimidad de su alcoba disfruta dominando a los hombres, sometiendolos a su voluntad y mostrándoles el placer de ser sumisos.

Tomará a Lucas, un hombre hecho y derecho con mala suerte en su vida, como sumiso y le instruirá para complacerle y para derribar los prejuicios de su mente con respecto al sexo.

El tendrá que aprender como tratar a una Ama y descubrirá que la sumisión no es para pusilánimes y medios hombres.

Sigue a Lucía en la instrucción de su valioso sumiso y en los placeres diferentes que va a mostrarle.

Índice de Contenido

1 - La Primera Impresión Cuenta
2 - Primera Lección

Indice - El Amo

Nani es una mujer sumisa que disfruta al ser el objeto sexual de un hombre. No hay nada que a ella le guste más que complacer en todo lo que pida y entregarse completamente a sus deseos.

Su Amo, un hombre apuesto, la usa a su antojo y ella no puede ser más feliz. Además la está enseñando a disfrutar de todos los placeres que puede brindarle su cuerpo

Cuando su Amo la solicita, ella acude emocionada pues sabe que la esperan sesiones intensas de morbo, sexo y sumisión completa.

Sigue la sumisión de Nani a un espécimen masculino único que hará que no quede nada que no haya probado y disfrutado como una perra.

Índice de Contenido

1 - Sesión I
2 - Sesión II

Indice - Profesor y Alumna

La educación es importante y el saber no ocupa lugar. Este profesor usa unos métodos poco ortodoxos para enseñar e inculcar leciones a su alumna predilecta.

Ya sea Lengua, Matemáticas, Economía, Geografía, Historia, Filosofía o Idiomas, el siempre el encuentra el modo de penetrar con fuerza en su alumna.

Ella es obediente, inteligente y muy zorrita. Aprende con rapidez cada materia en la que su profesor la instruye.

Sigue el aprendizaje de esta jovencita y disfruta de los métodos sexuales con los que su profesor hace que retenga cada lección.

Indice de Contenido

1 - El Mito de la Caverna Erótica
2 - Letras Puras

Indice - Adicto al Sexo

Nicolas es un joven que disfruta plenamente de su juventud. Pero tiene un problema que no es fácil de solucionar. Es adicto al sexo. Da igual la hora del día, la situación o el lugar, el siempre está pensando en sexo.

Extrañamente el no lo ve como un problema, mas bien como una bendición. Su necesidad de satisfacerse es tan grande que le da agallas para entrarle a cualquier tipo de mujer y su simpatía y descaro casi siempre le ayudan a tener éxito.

Es un aventurero del morbo que hará lo que sea necesario para satisfacerse, su obsesión... follar, follar y follar aun más. Síguele en sus ansias por follarse a todo lo que se menea, anda o respira.

Índice de Contenido

1 - Fin de un Polvo
2 - La más Facilona del Local 
3 - Las Violadoras (Parte 1)

lunes, 17 de junio de 2013

Profesor y Alumna: Letras Puras

Como en cada una de sus clases, su alumna se sentaba muy tiesa sobre la silla. Era una pose disciplinada que le encendía. En esta ocasión ella llevaba recogido el ondulado y castaño cabello en un moño flojo que dejaba libres varios mechones de pelo. Su indumentaria era sobria y estricta pero extrañamente era a la vez sugerente y erótica.

La fina camisa de rayas verticales se ceñía demasiado a su curvilíneo cuerpo, los botones estaban peligrosamente cerca de colapsar en la zona de sus pechos. La prenda dejaba entrever un sujetador de color negro y sus pechos se elevaban como dos montes en la apertura de su escote. La camisa estaba metida en una falda de tablas de color rojo vivo que era demasiado corta para una mujer como ella. Apenas lograba cubrirle la parte superior de los muslos y era lo justo para tapar la ropa interior. Las largas piernas se cruzaban de manera seductora bajo el pupitre.

- Buenos días -dijo el profesor al entrar con una sonrisa.
- Buenos días  -respondió ella resuelta.
- Hoy seguiremos con las materias de letras, en concreto con los idiomas clásicos, latín y griego -le dijo mirándola a los ojos.
- Me gustan las lenguas -dijo ella con un doble sentido que hizo que le profesor sonriera con malicia.
- Me alegra oírlo -le dijo él- bien, hoy nos ocuparemos en concreto del griego clásico -dijo el resueltamente antes de anotar en la pizarra el alfabeto heleno y sus equivalencias al alfabeto latino, así como palabras y expresiones con las que poder empezar.

La alumna obediente anotó cada explicación que el profesor daba mientras escribía.

- Te voy a dar un rato para que estudies esta lección y después te preguntaré, ¿de acuerdo? -dijo el profesor.
- Si. señor -dijo ella. Ese señor hizo que una descarga eléctrica le recorriese la columna vertebral hasta detenerse en su entrepierna.

Su alumna obediente se concentró en la tarea que le había encomendado y el profesor no creyó que tardase mucho en terminar pues sabía que era muy inteligente y estaba ansiosa de nuevos conocimientos. Mientras tanto, el profesor recogió y despejó de papeles y objetos su escritorio para la siguiente fase de la lección. Pasado el tiempo él se puso en pié y le habló de nuevo.

- Ya ha terminado tu tiempo, es hora de saber si has realizado tu tarea.

Ella levantó la cabeza alarmada como si no se hubiese dado cuenta de que no tenía más tiempo.

- Aun no he terminado, profesor -declaró avergonzada -si me diese más tiempo...
- Te he dado el suficiente para esta mínima parte de la lección -le dijo él en un tono algo mas duro- si no te lo sabes... tendré que castigarte.

Ella no dijo nada pero estaba claramente preocupada pues no le había dado tiempo para estudiar cada letra y declinación. El profesor le preguntó y aunque al principio ella acertaba empezó a tener fallos muy serios que hicieron que el profesor se enfadase.

- En pie, ven aquí -dijo el profesor después de la enésima confusión entre las letras eta e iota.

La alumna se levantó con un puchero y se dirigió al escritorio del profesor, el la tomo de la mano y la inclinó sobre la mesa, de modo que pudiese mirar la pizarra. Sus pechos estaban aplastados contra la mesa y su trasero completamente en pompa. el profesor se paseo detrás de ella y contempló como la minúscula falda no le cubría el trasero, dejando esos suaves cachetes al descubierto. Un minúsculo tanga blanco quedaba aprisionado.

- Puesto que no has sabido memorizar, comprender y retener esta lección, voy a tener que castigarte.
- ¿Va a azotarme? -preguntó ella con una voz en la que no podía esconder las ganas de ser azotada.
- Es por tu bien -le dijo el- pero puesto que soy un profesor comprensivo, voy a darte una nueva oportunidad para retener la lección.
- Gracias señor -contestó ella.

El profesor se dispuso a aplicar el correctivo a su alumna, Su pene se endureció al contemplar la carne blanda que estaba apunto de azotar y sin esperar ni un segundo más le dio una fuerte palmada.

- ¡AH! -gritó ella de modo inesperado, él le dio otra palmada en la otra nalga -¡AYY! -chillo de nuevo.

Para aliviar su dolor y porque no pudo resistir la tentación, el profesor acarició y alivió el culete de su alumna que empezaba a mostrar la forma de su manaza en la piel. Ella gimió de alivio, pero como aún no había terminado el castigo, el la azotó dos veces más, acompañando cada palmada por una caricia. Su alumna ya no gritaba, es más, por el sonido que hacía al ser golpeada diría que le gustaba... y mucho además.

- Hasta aquí tu castigo -dijo el acariciando la carne marcada con su mano -ahora te daré la oportunidad de demostrarme que puedes retener mis enseñanzas.
- Puedo hacerlo -declaró ella aún echada sobre la mesa.
- Me alegra que tengas confianza en ello. Ahora estudiarás en voz alta, para que yo te oiga y sepa que lo haces bien. Mientras tanto, yo practicaré griego contigo.
- ¿Griego? -preguntó ella confundida.
- Si, ya lo... sentirás. Ahora empieza a estudiar en voz alta -le ordenó.

Su alumna fijó su vista en la pizarra y empezó a recitar el alfabeto griego. Su profesor asió el minúsculo tanga y lo deslizó por su colorado culo hasta sus rodillas. Un precioso y delicado chochito quedó a la vista, apretujado entres sus piernas, justo encima, un suave y algo mas oscuro agujero anal. El profesor se lamió el dedo pulgar y empezó a masajear el ano de su alumna. Ella gimió sorprendida y paró de estudiar en voz alta.

- Tu solo concéntrate y estudia -le dijo él.
- Profesor... -dijo ella angustiada- no se si podré retener todo con usted... haciéndome esas cosas.
- ¿Te molesta al estudiar?
- No es molestia... es...
- ¿Si?
- Es que me excita terriblemente -dijo con voz ahogada y ansiosa.
- Lo se -declaró el profesor- de hecho contaba con ello. No esperarías que te dejaría estudiar facilmente después de perder la primera oportunidad, ¿no?
- Creía que cuando un alumno tenía dificultades... se le facilitaban las cosas -dijo ella inocente.
- No en mis clases, no soy muy tradicional y mis métodos son mejores... sobre todo para inculcarle lecciones a chicas como tu.
- Lo siento profesor -se disculpó ella -no pretendía meterme con su manera de enseñar. Seguiré estudiando -entonces empezó a recitar de nuevo el alfabeto griego leyéndolo de la pizarra.

El profesor se inclinó sobre el trasero de su alumna y empezó a lamer la suave carne entre sus cachetes. Ella gemía o cambiaba la entonación de las palabras al sentir la lengua deslizarse por su entre sus nalgas. La saliva empezaba a escurrirle por los labios vaginales. El profesor empezó a deslizar de nuevo el pulgar por el suave y mojado ano, ejerciendo una lave presión al principio y apretando fuerte después.

Su alumna seguía estudiado en voz alta, no completamente ajena a las caricias de su profesor, su voz sonaba gutural y algo excitada. Ella dio un leve gritito de sorpresa cuando sintió el dedo de su profesor deslizándose dentro de su culo. El profesor sonrió encantado y la penetró suavemente con el dedo dilatando el suave y apretado hueco.

Ella se dispuso a estudiar las declinaciones y el ensalivó bien el recién dilatado ano de su alumna para introducirle dos dedos a la vez. Ella gemía entre palabras pero no paraba de estudiar, los dedos del profesor entraban suavemente en su ojete empapado de saliva. Dentro, fuera... dentro fuera...

- Ya terminé profesor -dijo su alumna haciendo que su profesor se sorprendiese. Estaba tan absorto en su tarea y estaba tan excitado que no se había dado cuenta que su alumna había terminado. Poniéndose en pie a regañadientes el profesor dejó el trasero de su alumna.
- ¿Estas completamente segura? -le preguntó el.
- Si, señor.
- En ese caso, levántate y colócate de espaldas a la pizarra al otro lado del escritorio -ella lo hizo- ahora inclínate de nuevo -dijo el profesor siguiéndola y lamiéndose los labios por lo que ahora vendría.

Su alumna se inclinó sobre la mesa, de espaldas a la pizarra. Su trasero colorado volvió a quedar expuesto y su profesor se lo acarició suavemente. Ella sonreía.

- Bien, ahora es tu turno de demostrarme que has cumplido tu palabra y que has aprendido -dijo él bajándose la bragueta y sacando su pene endurecido y listo -primero me dirás el alfabeto y luego su equivalente, justo después me dirás las declinaciones ¿Entendido?
- Si señor -dijo ella y entonces el profesor vio como su alumna se ponía más en pompa, ansiosa por darle la lección.

Lamió con rapidez su mano y lubricó su polla antes de dirigirla contra el ojete semi abierto de su alumna. Empujó suavemente y sin detenerse. Los anillos anales se resistían a dejar pasar la punta hinchada de su verga por lo que empujó con un poco más de fuerza.

- Puedes empezar -le dijo a su alumna a la vez que el agujero empezaba a ceder y ensancharse.

Ella dijo las primeras letras algo turbada, cambiando la entonación y en voz demasiado alta al sentirse penetrada. El ano se cerró con fuerza alrededor del glande, aprisionándolo y estimulándolo. El profesor se detuvo para que ella se acostumbrase a tener su punta dentro y ella aprovechó para recitar correctamente y con normalidad unas cuantas letras más con sus respectivas equivalentes.

Después el profesor sin aviso alguno empujó su polla contra ella, haciendo que entrase unos centímetros más lo que hizo que su alumna gimiera. Esta vez no espero a que su ojete se dilatase a su grosor, sino que siguió empujando de modo que centímetro a centímetro su polla quedó enterrada en el culo apretado de su alumna que no escondía el gozo que la embargaba. Con una sonrisa malévola de satisfacción el profesor empezó a moverse contra ella, haciéndola gemir mientras recitaba. Ese precioso trasero apretaba su pene de un modo delicioso, era tan estrecha...

Acabado el alfabeto, empezó con las declinaciones y entonces el profesor aprovechó para penetrarla a buen ritmo agarrándola por los cachetes de su trasero que aun conservaban las marcas de sus manos. Cerró los ojos y la folló mientras recitaba entre jadeos. Era una buena alumna, avispada y zorrita, gozaba y le hacía gozar.

¡PAF!..................... ¡PAF!........................... ¡PAF!.......................

Su cuerpo chocaba contra el de ella, su polla entraba hasta el fondo cada vez, ese rico culito se la apretaba deliciosamente y se la tragaba impecablemente, no había un placer mejor. Su alumna gemía más de lo que recitaba la lección, el profesor notaba como ella gozaba de la follada. Apretó el ritmo.

¡PAF!.... ¡PAF!..... ¡PAF!.... ¡PAF!..... ¡PAF!..... ¡PAF!......

Ella terminó de decir la lección entre gritos de placer. No cometió ni un solo error lo cual complació enormemente a su profesor.

- ¡Estoy.. orgulloso de ti!  -dijo dándole duro a ese culito. Ella solo alcanzó a gemir.

¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF! ¡PAF!

Moviendo sus caderas con fuerza y maestría el profesor folló desatado a su alumna por detrás. Le había dado una doble lección de griego y ella había aprobado ambas... con nota. Eso merecía un premio por su parte, la haría correrse siendo follada por el ojete y la premiaría con una buena lechada que estaba seguro que ella apreciaría y adoraría.

Cambiando ligeramente el ángulo de penetración el profesor follo a su alumna hasta que ella se corrió. Chilló, gritó, y gimió como la zorrita que era y lo disfrutó de igual modo pidiendo más. El le concedió ese "más"  y se corrió en su culo apretado y enrojecido por la follada y por los azotes. El semen caliente salió de su pene a borbotones, lubricando más esa gloriosa puerta de atrás. El profesor levantó el cuerpo de su alumna de la mesa, sin sacarle ni un centímetro de polla Vio por fin su cara de felicidad y goce y la sujetó contra el, mientras soltaba las últimas gotas en su interior.

- Hoy has aprendido bien... al final -le dijo al oído jadeando- el próximo día cambiaremos de materia, nos pasaremos a las ciencias.
- Me gustan las ciencias -declaró ella moviendo su trasero contra el para ser follada un poco más.
- Y más te van a gustar cuando termine contigo -dijo el y ella rió.

Salió de su culo con suavidad y se asomó a echar un vistazo. Mientras ella devolvía el tanga a su lugar el guardo su verga saciada en sus pantalones.

- Deberes -dijo el profesor en voz alta para que ella prestase atención -Anatomía... femenina, solo femenina. Estudia en casa pues tendremos una clase práctica. Puedes marcharte.

Ella recogió sus cosas y caminó hacia la puerta. Su profesor se fijó en que andaba de un modo diferente y sonrió. Debía deberse a la fricción de su polla al entrar y salir de ese culito una y otra vez. Era una ley física. La fricción produce calor y entonces pensó que esa lección debía también enseñársela más adelante.


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